jueves, 24 de julio de 2008

La justicia a veces se parece a la

Cuando Ivan Tubau en aquel acto de Ciutadans en septiembre de 2006, lleno a rebosar el Palau de la Música Catalana tomó la palabra para, intercambiando el idioma español y la referencia a España por el catalán y Cataluña, repitiendo "a por b" los insultos y atropellos de Pepe Rubianes contra España y los españoles, los asistentes recibimos complacientes aquellas palabras. El actor, por cierto profundamente castellanoparlanchín (recreador de la charnegada en los ambientes progres y catalanistas mas fosilizados), había lanzado aquella sarta de lindezas de forma brutal y gratuita en el programa El club de TV3, que dirigía Albert Om quien le pregunta ¿Usted cree que la unidad de España está en peligro? a la que respondió entre otras cosas "Que se metan ya a España por el puto culo a ver si les explota dentro y le quedan colgando los huevo del campanario""Que se vayan a cagar con la puta España a la puta playa". Las palabras de Tubau frenaron en seco la cobertura que los nacionalistas de todo el arcoiris habían levantado en torno a nuestro Makinavaja. Hacía tan solo unos días que los dirigentes del PSC (en la foto), incluida Carmen Chacón (Ministra de Defensa?) con motivo de la Diada del 11/9, se fotografiaban con camisetas y carteles en donde se leía "Todos somos Rubianes". La mosca equina de Ciutadans surgía entonces como novedad alternativa agitando la feliz y antigua entente nacionalista del Oasis. Contra ellos, contra los Ciutadans se dirigía Rubianes, "todos esos insultos contra España iban para ellos también", porque para el actor el movimiento ciudadano era de reacción española. Su fanatismo e ignorancia, su acomodo le hacía ver fanatismo en lo nuevo. Desde el punto de vista judicial (que debe aportar al menos objetividad) las palabras de Rubianes son "un ultraje a España, incitaban al odio e injuriaban gravemente". El bufón nacionalista, se prestaba en otra charnegada, como ariete contra aquel movimiento que discutía la uniformidad consensuada del único discurso. Un privilegiado del sistema, un estómago agradecido, consciente de su papel actuaba sin pensarselo dos veces contra los menos afortunados de sus paisanos que osaban rebelarse. La provocación de Ivan Tubau, a mi entender, seguía un camino diferente, era lo contrario, era un grito de libertad, su discurso iba contra la pátria, contra todo tipo de patrias. Y es que los mayores crímenes los han hecho "los patriotas" en su nombre. Entre la nación y el hombre siempre hay que poner por delante al ciudadano. Al decir no al nacionalismo, Ivan nos recordaba que la democrácia ya nos la reconoce la Constitución española, dentro de lo que cabe, y que ya nos va bien, y que en España ha desaparecido esa obsesión ideológica nacionalista, trasladada la enfermedad hoy en día a las "nuevas realidades nacionales" de la periferia. Por principio, ante los nacionalistas siempre hay que desconfiar, pues su mensaje siempre algo nos quita. La libertad hay que mejorarla marchando en sentido europeo y universal frente a los localismos liquidacionistas. Un Juzgado de Instrucción de San Feliu había desestimado una querella contra Rubianes porque no veía delito en sus palabras (¿¿??). Ahora nos enteramos que una resolución de la Sección 10 de la Audiencia de Barcelona ha llevado al Juzgado 5 de San Feliu de Llobregat a abrir un auto judicial que puede condenar a Rubianes y Om (¡molt be, Pepe! aplausos, risas), ya que la resolución entiende "que existen indicios suficientes de criminalidad", ya que aprovechándose del derecho a la libertad de expresión se provoca el odio contra una parte de la población por su origen nacional cometiendo un delito, y otro de ultraje a España, y un tercero de injurias graves con publicidad. La Fundación por la Defensa de la Nación Española, que es la asociación querellante pide un año de cárcel para la pareja. Es posible que sean multados, condenados, ahora de verdad. Resulta sorprendente, el enorme manto de silencio con el que el nacionalismo ha envuelto el caso al final. Parece como si la provocación superara la raya de las buenas formas, oliera mal, calando en el sentimiento popular no nacionalista. Los dos personajes resultan poco recomendables, han empezado a decaer en apoyos oficiales y popularidad, no dan votos ni generan entusiasmos, comienzan a sentir el aislamiento y el rencor. Rubianes comenzó a darle la vuelta a la mesa inmediatamente después del patinazo, aclarando que sus palabras iban dirigidas a los fachas españoles, al franquismo de siempre (Ciutadans?). ¿Pero quién le cree?. Se reivindicó con "Lorca eran todos", pero no convenció en Cataluña ni en las Españas. Ahora, dejando su casa y barrio, medio clandestino se rodeó de un equipo de bailarinas africanas para representar "La sonrisa etiope". La obra ha sido suspendida o clausurada, porque Pepe Rubianes, el perrito faldero del nacionalismo, tiene un cancer de pulmón que pone su vida en peligro. El procedimiento judicial irá al final contra un enfermo muy grave, casi terminal. Existge el peligro de que la pobre gente, a la que verdaderamente ha ofendido y ofende Rubianes, movida por la compasión hacia los sufrimientos del actor acabe tolerando aquellas tropelías. Pero por dignidad, nosotros no perdonamos ni olvidamos, "No todos, aquí y ahora, somos Rubianes".

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