Los políticos catalanes emiten señales de humo llamando a la crispación de los ciudadanos con la intención de crear un clima apropiado para abrir la negociación de la financiación catalana en los próximos tiempos. La prensa local ha recogido el pañuelo propagando que la crisis económica será la excusa preferida por el gobierno español para rebajar las pretensiones nacionalistas. Ahora hablan de la eliminación del Impuesto sobre el Patrimonio que el gobierno zetape ha ofrecido a la sociedad española como una de las medidas capaces de dinamizar la economía de nuestro país. Esta supresión adoptada en Consejo de Ministros de mediados de abril, será de aplicación para el año que viene y afecta tan solo a 250 mil catalanes, con lo que se puede decir que es una medida maquillaje que demagógicamente persigue mejorar la imagen del poder. La Generalitat, atención, apoya este tipo de medidas, faltaría mas, puesto que su visión es de largo recorrido y dicen, por supuesto solidaria con España, recogiendo en sus reivindicaciones las de todo el espectro de los intereses nacionales, ahora bien vuelve sobre sus pasos, matizando, lo primero es lo primero, y como este impuesto es un Impuesto trasferido a las autonomías, la medida es una doblez, un engaño a los catalanes, puesto que la resultante supondrá una perdida para las arcas de la tribu de 400 ó 500 millones de euros, y eso no, la Consellería d'Hisenda tiene que acumular recursos, aunque aparentemente sean superfluos. Y como a finales de mayo está prevista la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera ya han preparado el recibo correspondiente exigiendo compensaciones. El Conseller Antoni Castell, señala que la eliminación de este impuesto es una medida acertada que bloquea la incipiente guerra fiscal que otras Comunidades han avanzado y que en su desarrollo resultan perjudiciales para Cataluña. El Conseller nacionalista (y en menor medida, según sus propias palabras, socialista) diferencia entre el Impuesto sobre el Patrimonio que es el que se suprime del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones del que se muestra partidario en mantener como necesarios para el saneamiento de las cuentas públicas. Remarcando que durante este año se mantiene vivo el Impuesto de Patrimonio, advierte que en la declaración del próximo se deberán liquidar ingresos sobre el Patrimonio, pero inicia todo un movimiento de desconfíanza sobre la actitud de algunas autonomías como la madrileña o valenciana (gobernadas por el PP), que han rebajado o eliminado el Impuesto de Sucesiones. El nacionalismo del tripartito y la oposición pujolistas son de por si y en lo económico también, estatistas, intervencionistas, y dirigistas, su empeño está en la segregación y en la construcción de una nueva realidad. Los tecnócratas nacionalistas, ufanos ellos, son solidarios en la medida que conocen sus propias limitaciones, y sobre todo ante el temor de la deserción ciudadana (pueden ser como la peste hundiendo la economía) y los males subsiguientes entre los que no es el menor el de la deslocalización industrial.
lunes, 5 de mayo de 2008
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