Es la comidilla de la gente mejor informada, en Cataluña la compañía Aigües de Barcelona es un cementerio de elefantes en poder de la oligarquia política socialista. Quizá sea por eso que AGBAR, según señala el diario económico Expansión, se adjudicará la construcción de la tubería que permitirá trasvasar agua desde el Ebro a Barcelona. Jordi Mercader, presidente de lo que hoy es un grupo económico poderoso que cuenta como accionista fundamental con La Caixa se felicita públicamente. Hasta hace unos días parecía que Sacyr se adjudicaría dichas obras a las que prometía dar fin en tres meses, pero el Gobierno troceó el pastel por tramos prometiendo los trabajos a un pool de empresas, Sacyr, Comsa, ACS, Sando, Acciona y FCC dejando a AGBAR en funciones de asesoramiento. La presión de la izquierda, o del tripartito, reclamando la realización del proyecto a empresas catalanas, tronando desde los atriles de la prensa del Oasis como si la realización del proyecto fuera otra suerte de expoliación españolista parece que ha encontrado el eco esperado en el zapaterismo madrileño. Dice el nacionalismo tripartil, que se ha producido ese cambio fundamental por el buen trabajo que ellos han realizado al intervenir en el equipo negociador del Ministerio de Medio Ambiente con el de la Generalitat, Josep Puxeu, uno de ellos, miembro del PSC y actual Secretario de Estado de Medio Rural y Agua. De este señor Puxeu se dice que es un hombre de obediencia a Montilla al que sirve desde Madrid. En ese negocio ha tenido que ver también la perdida de peso del equipo Narbona frente a los amigos nacionalistas de ZP. De esa manera el PSC que controla la Agencia Catalana del Agua concede el proyecto a la niña de sus ojos, o sea, AGBAR. Esta empresa con las manos libres podría conceder las obras mediante subcontratas para agilizar la costrucción y cumplir los compromisos de suministro a la ciudad en elmomento oportuno, dominando y controlando el proyecto (y conociendo el percal, dominándolo y exprimiendolo convenientemente). Parece ser que el grueso de la obra serán 62 km de tuberías presupuestados en 180 millones de euros y deberá finalizar a primeros de noviembre. Paralelamente AGBAR ya tiene la concesión para construir en el puerto la infraestructuras necesarias para recibir el agua que llegue a la ciudad por barco, desde Almeria, Cunit o el Tordera. Se oye en todos los mentideros locales, que gran parte de los numerosos gerentes, directores generales y hombres de confianza del aparato socialista catalán pasados por los diversos niveles de la administración han encontrado acomodo en el poderoso grupo económico local, e igualmente, la gente se pregunta quién controla a la mencionada compañía y de que manera adquiere su condición de monopolio, ante la oscuridad de sus actuaciones a la sombra del poder aparece la preocupación ciudadana sobre la duración de las logradas concesiones de dicho servicio de suministro de agua, el ejemplo mas claro es la contrata (?) con la ciudad de Barcelona ¿desde qué fecha, cual es su duración, cuando termina? Hay un silencio sepulcral al respecto, y siguen haciendo. AGBAR ha laminado a otras muchas pequeñas empresas que daban mejores servicios en numerosos municipios catalanes acabando con todos los interrogantes sin contemplaciones, contruyendo un monopolio con vocación internacional que a la vista está. Y es que al final el agua es para quien se la trabaja.
martes, 6 de mayo de 2008
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