lunes, 12 de mayo de 2008

El soberano es el pueblo español, no el ciudadano Juan Carlos

No es una declaración oficial de la Casa Real, pero sí una opinión personal sobre Jose Luis Rodríguez Zapatero del Jefe del Estado. Al efectuar una valoración muy positiva sobre el ser humano, ZP, el Rey adquiere un compromiso ante los españoles de consecuencias incalculables. "Es un hombre muy honesto, muy recto, que no divaga. La gente cree que hace cosas así.... como divagando, pero no hay nada de eso. El sabe muy bien hacia que dirección va y por qué y para qué hace las cosas. Tiene profundas convicciones. Es un ser humano íntegro". Añadiendo mas adelante: "es un hombre recto". Acabado un acto oficial, la entrega del Premio Cervantes, camino de Madrid desde Alcalá de Henares, confidencialmente, Juan Carlos I, confia a Zapatero "He hablado de tí". Parece oportuno recordar que la Constitución del 78 tiene ese carácter demócratico porque devuelve al pueblo español el poder y la palabra, en su art. 1.2, señala "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del estado", la forma política del estado será la monarquía parlamentaria (art. 1.3). Vale la pena recordar asimismo el art. 2 "la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, pátria común e indivisible de todos los españoles,...... ". Parece mentira, pero después de aquellas palabras de Zapatero, no desmentidas por el monarca, pensabamos por prudencia y ajuste a su papel constitucional , de que "España es un concepto discutido y discutible", ahora nos encontramos con un rendido tributo de admiración, sino de complicidad de uno con el otro. Pasados los recientes e insolidarios pronuncamientos sobre el reparto hídrico, uno de los recursos naturales sujetos a decisión nacional, en marcha la configuración de un nuevo Régimen federalista y asimétrico, que nace con la aprobación parlamenaria del Estatut de Catalunya, a la espera de una sentencia del TC (que será en lo básico favorable a esas intenciones), habiendo negociado con ETA (a la que se le ha enseñado demasiadas veces la patita de la falta de escrupulos jurídicos) como interlocutor político, habiendo pasado por cuatro años de parlamentarismo vacuo, desleal, crispante y doctrinario que pivota sobre un horrendo crimen (no aclarado), la monarquia hace piruetas para dejar de ser arbitro y convertirse en arte y parte de un nuevo régimen totalitario. Se nos presenta, y las palabras de Juan Carlos abren la sesión, una nueva etapa de gobierno, en la que además el PP hace entrega de todo su argumentario, con todas las armas y bagajes, a favor de la leal colaboración con el nuevo gobierno salido de las elecciones del 9 de marzo. Estamos apañados, ahora comienza lo bueno, la configuración de un pacto de estupiditización de todo el arco parlamentario, que favoreza el priismo, prisismo o al nacionalismo periférico. Sabemos que la Constitución está en peligro. ¿Cuanto aguantará la nación?. También parecería oportuna la reflexión que en aquel periodo hizo pública Santiago Carrillo (entonces secretario general del PCE), "la cuestión hoy en día no está en escoger entre Monarquía o República, la cuestión a decidir es otra "escoger entre Dictadura o Democracia". La pregunta, pasados 30 años, si las cosas son lo que parecen, en el hoy mas actual y tiene otro significado ¿o no?

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