El sábado es de nuevo un gran día para la discordia. Está previsto el encuentro de futbol entre las selecciones de Catalunya y Argentina a las siete de la tarde en el Nou Camp. El acontecimiento, para sus promotores, no pretende ser tan solo un espectaculo deportivo, un correteo de artistas mundiales del balón. No son tan ingenuos o ignorantes los separadores nacionalistas, ni tampoco lo son los corifeos subvencionados que acompañan, todos ellos saben que no es una cosa limpia, una fiesta dedicada a los ciudadanos, a la sufrida afición balompédica una vez acaba la temporada regular, en absoluto. Pretenden, por supuesto reconvertir la movilización pacífica en movimiento de lucha y de afirmación nacional, no demasiado esforzada o violenta, sino acomodada al temperamento espectante de nuestro extremismo radical. Se gozan mirandose al espejo de los grandes eventos, me comenta un amigo argentino. Como de costumbre lo que esperan, después de haber sembrado de ideas simples y reaccionarias a la llamada "mayoría silenciosa", es una respuesta que siga los parámetros marcados en la agenda del enfrentamiento civil entre los ciudadanos. Y como de costumbre se gritará contra España, mientras las autoridades miran para otro lado, y se quemarán banderas rojigualdas que simbolizan la igualdad y solidaridad entre españoles, y se despertarán algunas sonrisas incluso entre afines socialistas. Así el padre de familia se sentirá reconfortando, este catalán de pro, adelantando el paso, deberá llevar a su prole a aprender a enfrentarse y a gritarle a Madrid, o lo que es lo mismo, al español opresor. La selección catalana, llena de unos apellidos que es la prueba mas palpable de la riqueza de la mezcla, no juega frente Argentina sino que lo hace de nuevo y decisivamente contra España, como con harta frecuencia resulta acostumbrado. Y desgraciadamente muchos de los actores deportistas tienen que hacerse perdonar su origen, su mentalidad cosmopolita de atletas, reprimiendola hacia la intimidad, favoreciendo la pose oficial y el saludo fascista de la mano extendida con las cuatro deditos a modo de barras, como uno mas que pone su ladrillo en la construcción de "la casa gran". La gente vive el presente acomodándose pensando que al final los malos tiempos pasaran. En eso paran las numerosas subvenciones que el nacionalismo institucional ofrece a algunas entidades de dudoso perfil, a eso se destinan los 1,2 millones de eu anuales a la Plataforma Proseleccions esportivas catalanes que recientemente ha denunciado la prensa independiente. Omnium Cultural, entidad nacional imperialista, favorecida en tiempos por Pujol con ayudas de mas de medio millon de euros, que viene recibiendo importes parecidos de todos los Gobiernos de la Generalitat, de la Diputació de Barcelona (y otras) y de la Caixa, ofrece un pac a todo el socio del Barça que se desplace el 24 al Nou Camp, de 80 entradas y alguna cosa mas, de forma gratuita, aparte de favorecer todo el apoyo logítico necesario. En algunos carteles que se fijan en los quicios de las tiendas se ve a Messi y Bojan en pose espectacular convergiendo en la llamada colectiva a asistir, a participar. El escenario está preparado, desde las 13,3O en los aledaños del Estadio, un variopinto espectaculo, culinario, musical, cultural,.... gratuito pretende acercar a dos comunidades preexistentes que se reconocerán y se valorarán en su integridad excluyente. Esperpentico, desconocer la mayoritaria, la española, el sustrato hispánico. Y es que el que paga, catalanista él, manda. Un espectaculo gratuito, futbolero, y además patriótico, arrasa piensan los urdidores de conflictos. El poder que detecta al borrego manipulable ya reparte consignas y se frota las manos especulando con futuros referendums independentistas, u otras cantatas.
jueves, 22 de mayo de 2008
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