Cerca de la Pza. Universidad se encuentra la famosa sala de fiestas de BCN, la mas concurrida y estimada por la población que se asoma a la noche cálida de la ciudad. Esta sala de baile, frecuentada por la progresía de los años 60-70, lo fue anteriormente por intelectuales como Dalí y Picasso; antigüamente era una fundición (las piezas del monumento a Colón salió de sus entrañas), pero a finales del XIX se convirtió en una sala de baile (La Camelia Blanca). A la entrada del barrio del Raval, en donde antes vivían trabajadores anarcosindicalistas (los charnegos), actualmente lo habitan inmigrantes asiáticos (básicamente filipinos) y encarado a tres calles se levanta remozado y recién pintado el centenario edificio de La Paloma que esconde en su interior una fabulosa pista abierta, un escenario relevante, lámparas increibles y palcos de ensueño. Todos recordamos la campaña nacionalista contra la pervivencia de los símbolos mas emblemáticos del divertimento popular de naturaleza española, que fue concretada por el Ayuntamiento de Barcelona en una orden de cierre de la sala musical por superar en el exterior el ruido límite de 80 decibelios. Con la excusa de la reclamación de algún vecino la Consellería del Districte de Ciutat Vella inició una política de acoso y derribo para imposibilitar la viabilidad del proyecto de la multisala: primero en Ago-06 exigió una serie de reformas interiores que fueron satisfechas por la empresa de forma inmediata (mejorar la insonorización y aislamiento) pero a los dos meses volvió a actuar exigiendo el cierre definitivo de la sala de fiestas. He paseado por la calle del Tigre para contemplar extasiado su perfecta ubicación y magnifico mantenimiento (ayer limpiaban concienzudamente grafitis en las puertas de madera verde). Ahora el juzgado nº 14 de lo contencioso-administrativo de BCN ha dictado resolución, a requerimiento de los abogados de la Paloma, anulando la drástica medida de cierre municipal alegando que se utilizaron métodos de control del ruido poco fiables y procedimientos inadecuados; las pruebas periciales ordenadas por la magistrada demuestran: que se utilizaron aparatos no homologados, que el expediente carece de las pruebas necesarias que acrediten su fiabilidad, los funcionarios utilizaron una ventana que cerraba mal, las fuentes escogidas para medir son inadecuadas, el establecimiento tiene un aislamiento que permite el funcionamiento de los equipos musicales sin superar los límites marcadas por la ordenanza municipal, etc. El consistorio calla, pero su gabinete jurídico ya ha presentado un recurso intentando asfixiar económica y definitivamente a la Paloma (de esta manera se prolongará la situación durante uno, dos o tres años); los abogados de la empresa reclaman "una ejecución provisional de la sentencia" para poder abrir al público la sala de fiestas. Una nueva ofensa a nuestra dignidad, a nuestro deseo de que no rompa el hilo conductor de nuestra memoria, un nacionalismo municipal que solo piensa en los ciudanos en terminos electorales, de prepotencia, o de imposición de un modelo cívico anticonstitucional.
sábado, 8 de mayo de 2010
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