viernes, 14 de mayo de 2010

La Diagonal

El populismo tiene un alto coste politico, cuando no se pulsa el momento, las circunstancias o el malestar ciudadano. El ayuntamiento de BCN con los votos a favor de PSC, CiU, ERC e ICV decidió iniciar una consulta popular entre los días 10 y 15 de mayo vía internet bcn.cat/diagonal o en 108 puntos presenciales en lugares escogidos de la ciudad (casales, escuelas, bibliotecas, centros cívicos, etc) para que los habitantes de todo el municipio decidieran la transformación de la Diagonal en: A/ bulevard, B/rambla o C/retocar, dejando intacta, la actual avenida. Dicen que el coste de la campaña supera los tres millones de euros, hablan de que muchos funcionarios han recibido 120 eu mas una reducción de su jornada laboral si participaban en la campaña, la gente que ha ido a votar se ha encontrado con que la opción C había desaparecido de entre las posibilidades a elegir; se ha intentado imponer el criterio "progresista" de rambla o bulevard ocultando la posibilidad "reaccionaria" de mantener la Diagonal tal y como está (dos ramblas arboladas, una parte central de seis carriles de tráfico en dos sentidos y laterales de aceras con dos salidas de desvío para coches). La ciudadanía, consciente de la grave crisis económica, ha llegado a la conclusión de que gastarse de 250 a 300 millones de euros en una transformación que persigue fundamentalmente el enlace tranviario del transBesós con el transBaix Llobregat es un capricho que la ciudad no se puede permitir en estos momentos. Cierto, que hay otras consideraciones: las obras desviarían el tráfico hacia el Eixample con el consiguiente perjuicio para sus vecinos, la falta de prioridades respecto a las reales necesidades de la ciudad, los vecinos de la Diagonal obtienen con los cambios enormes plusvalías en sus propiedades inmobiliarias, etc., pero por encima de ellas ha primado la consideración de que en ciertas cuestiones mas vale asumir las responsabilidades políticas correspondientes que delegarlas en los electores. Los ciudadanos hemos percibido la consulta como una maniobra electoral de lavado de cara del candidato Hereu (siempre imagen de la BCN futurista) a las elecciones a la alcaldía del año que viene. Los nacionalistas de CiU y ERC han abandonado el barco de forma paulatina elevando el tono de sus críticas hacia las maniobras del alcalde y el proceso electoral ha venido a afirmar el desaguisado general: sistema informático que no funciona, padrones inexistentes, votos repetidos (con el nombre, y el número de carnet se podía votar), etc. La imagen del lunes del alcalde Hereu, cabizbajo, derrotado (después de que le fallase el sistema de votación) asegurando a la prensa que había votado aconsejado por sus asesores de prensa, se corresponde con su deterioro político (aunque la gente olvidará rapidamente). A pesar de la presión de los medios, del debate público, de la movilización política, de la propaganda municipal apenas si se prevee una participación del 15% del censo electoral (votan extranjeros y mayores de 16 años) y a estas alturas se da como segura triunfadora la tercera opción, la C, con mas del 70% de los votos. Un desastre. Para colmo el nacionalismo independentista compara la participación en las consultas soberanistas, sacando pecho de las unanimidades obtenidas en todas las localidades en donde las han realizado, se afirman en el hecho de la falta de medios y apoyos oficiales en casi todas las ocasiones, y avanzan triunfantes ante las posibilidades que pueden conseguir en una consulta por la independencia en Barcelona. Para ellos la consulta de la Diagonal es una cosa intrascendente, una chorrada de políticos vendidos al sistema.

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