
Nadie discute que el mal principal que carcome los cimientos de nuestra convivencia está en el mal llamado Estado
autonó-mico, un conglomerado de territorios que vienen imponiendo su propio diseño regional en el que
descuella a veces la diferencia
folclórica y en otras el sello
nacionalista mas
antiespañol, dominando en muchos casos la envidia y el mal ejemplo.
Inexplicablemente el catalanismo mas reaccionario ha sido visto en las provincias españolas mas atrasadas como el horizonte progresista, el mejor referente para todas las comunidades. Casar, así, la mala fe del
independentismo con la burocracia
acomodaticia de la mayoría de nuestras autonomías ha sido un mal negocio para España. Mientras el
nacionalismo aprieta en sus
reivindicaciones, se alía en su logística destructora, la conciencia
constitucionalista se debilita a la defensiva ignorante de sus propios argumentos y es incapaz de movilizar a los ciudadanos demócratas. Por eso es tan importante, en los análisis políticos, centrarse en los datos para no
equivocarnos y recabar todas las alianzas posibles en el futuro: aunque pertenecen a la misma casta no son exactamente iguales, los
nacionalistas, independentistas, terroristas, comunistas, socialistas o
conservadores; cabe hacer la distinción porque si las fuerzas
constitucionalistas lo hacen bien las bases electorales de las
organizaciones de izquierda forzarán el cambio político hacia el entendimiento, el progreso social, imponiendo a España como el espacio físico en el que se juegan las libertades
individuales de todos nosotros. En ese sentido me parece fenomenal la interpelación al Gobierno de Rosa
Díez exigiendo que el despilfarro económico de las comunidades autónomas, en torno a 26 mil/
mill de euros, sea recortado por su
superficialidad haciendo valer "
las competencias constitucionales" que le otorga nuestra Carta Magna a la Hacienda Pública, digan lo que digan los ineficientes virreyes de las taifas. Ahora bien, otra cosa muy distinta, son las palabras de Antonio Robles en
representación de la
UPyD catalana; me parece que sus argumentos sobre el
referendum de la Diagonal, "
Detrás de la consulta hay un pulso al Estado. Es un ensayo general de cara a un futuro referéndum por la independencia. Se trata de preparar un clima social favorable a las consultas soberanistas del 10 de abril del año próximo. Todos los políticos catalanes desean una amplia movilización social a favor del sarampión independentista", pecan de excesivos; para los socialistas o comunistas puede significar un suicidio político definitivo dar esos apoyos, incluso el
nacionalismo de
independentismo lento y "seguro" de
CiU duda, porque la federación podría resentirse de esa opción radical. El
Ayuntamiento, no ha realizado un ejercicio preparatorio al poner en marcha a título de prueba, infraestructuras, ordenadores y logística para el sufragio por la independencia;
sencillamente,
Hereu, ha fracasado en esa especie de
populismo barato que creía
implicitamente favorable en los
barceloneses para sacar adelante ese proyecto de unir las líneas de tranvías en la gran avenida Diagonal. Y nada mas.
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