miércoles, 12 de mayo de 2010

La libertad de escoger el ocio

En contra del parecer de las grandes compañías cinemato-gráficas, de los intereses de las empresas distribuidoras o exhibidoras que luchan por la supervivencia económica en un mercado invasivo de nuevas tecnologías, el nacionalismo ha tirado adelante con su Ley de Cine que obliga a doblar al catalán la mitad de las películas que se estrenen en Cataluña. La propuesta del Govern ha seguido su trámite parlamentario y la Comisión de Política Cultural última el redactado de la norma a la que se han añadido toda una serie de enmiendas que los diferentes grupos políticos, dominados por la orientación catalanista mas extremista, han creído conveniente aportar. Los lamentos del sector, en el sentido de que no existía demanda de cine en catalán, que las pruebas de exhibición en esa lengua se habían saldado en un fracaso, que con una Ley del Cine en Catalán se perderían miles de puestos de trabajo por el cierre de salas, han caído en saco roto; tomadas por el poder nacionalista como pruebas de fuerza de sectores sociales alérgicos al Régimen totalitario, han puesto todas las energías en el pulso para imponer sus criterios "con el argumento de la fuerza" institucional. Los cambios introducidos endurecen la normativa, especialmente en el orden sancionador: los distribuidores serán sancionados si no doblan o subtitulan al catalán la mitad de las películas, también serán multados los exhibidores que no presenten las películas dobladas al público (temen los legisladores que los doblajes al catalán queden escondidos en cualquier cajón), la cuantía de las sanciones llegarán a los 75 mil euros. También han añadido al paquete intervenido "películas en español" que tengan una distribución en Cataluña superior a 16 copias (antes las versiones originales en castellano se salvaban de la traducción obligada). Por supuestos los DVDs distribuidos en Cataluña deberán incluir en su lector la traducción al menos en idioma catalán. Ya pueden clamar los empresarios explicando que el 80% de los espectadores catalanes prefieren en las sesiones el cine en español, ya pueden declarar se huelga cerrando salas, es indiferente que socialmente (solo un 3%) no exista demanda de cine en catalán, el nacionalismo ha sentado sus reales en esta plaza y tiene la voluntad de imponer su modelo de país en contra de la mayoría. Ni siquiera en estos tiempos de crisis, el paro, los cierres de negocios, la falta de espectativas, etc., les contienen. Ahondar en la injusticia les estimula. Ellos van a lo suyo.

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