La elección vía digital de Alicia Sánchez para presidir el PP catalán tras el Congreso regional de este fin de semana ha adquirido unos tintes tan ridículos que asombran. Parece como si una mano asesina laborase desde dentro para destruir a esa gran organización política. De golpe y porrazo se ha acabado tajantemente con una especie de proceso democrático interno entre tres personajes que optaban a la Presidencia, Daniel Sirera, Montserrat Nebreda y Alberto Fernández, contando todos ellos con los avales necesarios para hacerlo. En términos políticos se enfrentaban tres ideas de partido, dejando en las manos de los congresistas la elección mas conveniente a la realidad catalana. Por un lado Sirera representaba la calidad, el cambio respecto a Piqué, un esfuerzo renovador por liderar las reivindicaciones antinacionalistas, Nebreda aparecía como una inteligente alternativa integradora del catalanismo en la idea de España, una rara avis que abría hacia el populismo el selectivo grupo de Piqué, y por último Alberto Fernández en línea con la vieja guardia popular, siempre a favor del orden, la familia y sobre todo fiel al grupo dirigente de Genova. Una vez celebrado el Congreso de Valencia el de Barcelona parece será una simple secreción del nacional. Triunfante sin oposición Rajoy, que lo hace ostentosamente, aplastando a todos aquellos que representaban lo que había sido la trayectoria anterior de su partido nos confuncieron las piruetas de Sirera luchando por aparecer codo con codo con Mariano y las nuevas concepciones ideológicas de imagen y trato con los nacionalismos autonómicos subiendose al barco del centrismo moderantista. Esclarecedores fueron los movimientos de los Fernández, la propuesta de Vendrell (que vuelve al primer plano de la política del PPC) de acercar las candidaturas de Nebreda y Albertin en una conjunta que barriera a Sirera. Al final Madrid ha enviado a un "agente conciliador", Ana Mato, imponiendo como futura Presidente a la que hasta aqui aparecía como filtración, Alicia Sánchez Camacho, senadora (por cesión de cargo de Sirera). El pasado de Sirera se veía ligado a Acebes y Zaplana, significandose en la defensa del bilingüismo y en una política de entendimiento con los nuevos fenómenos emergentes caso C's, y el asociacionismo resistente. Con ello su suerte estaba echada. Mariano Rajoy y su grupo valenciano son el paradigma de la moderación, del centrismo, del entendimiento con el nacionalismo y el regionalismo. Al final cuajó el acuerdo Nebreda-Fernández, con capacidad para tumbar las pretensiones de Daniel Sirera, pero la tensión postcongresual valenciana ha podido con Rajoy, que inseguro ha decidido intervenir para asegurar sus bazas futuras, mandando a un miembro de su ejecutiva a resolver el asunto de Barcelona. Con Ana Mato ha desembarca Alicia Sánchez Camacho, la cual viene a recoger el premio que le otorga Rajoy por su vileza en la ponencia ideológica del Congreso de Valencia en la que intervino junto a Soria frente a Maria San Gil. Otra señora sin escrupulos que además tiene la cara dura de presentarse como apaciguadora que quiere evitar las maniobras de división, que representan las otras candidaturas. Ahora, por decisión del Presidente nacional Mariano Rajoy Brey ella será la Presidenta del partido en Cataluña, lo cual acarrea ser también miembro de la Ejecutiva del PP nacional. En todo este complicado embrollo hay que recordar dos cosas, una que Montserrat Nebreda, dirigente de capacidad abismalmente superior, mantiene su candidatura y arrastrará a muchos delegados con cierto sentido de su dignidad militante, y dos que si aún así resulta vencedora y traslada su verborraica figura al centro de la vida política catalana, visto lo visto en Gerona en su participación electoral como cabeza de cartel, no le arriendo la ganancia al PP, cuyo futuro desaparece por momentos en Cataluña.
miércoles, 2 de julio de 2008
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