Nadie pone en duda la necesidad del orden en la Gran Ciudad, ahora bien hay que distinguir entre la legislación municipal aplicada con un rigor basado en la realidad urbana de la arbitrariedad chulesca de una autoridad despótica indiscutible. Tienen fama los "pitufos" de ese segundo comportamiento, como también la tienen de formar un grupo humano dificil, dentro del funcionariado municipal, catalogado sindicalmente como conservador o de derechas, con casos particulares de agresión, corrupción, proxenetismo o extorsión. Un ejemplo demostrativo fué el de Julian Delgado, antiguo Jefe de la Guardia Urbana, obligado a dimitir después de comprobarse su implicación en la falsificación de un documento público que facilitó una estafa de 50 millones a un grupo de subasteros encabezados por Alberto Royuela, militante violento de la extrema derecha nacional. Delgado, invitado por el Jefe Superior de Policía a personarse en Comisaria fué sorprendido por una brigada de interior que le acusó directamente de los hechos, cosa que al final reconoció eludiéndo la mala fé o el ánimo de lucro. El consistorio, en aquel tiempo encabezado por Maragall, mostró "su sorpresa y consternación" con lo ocurrido, agradeciéndole al agente su rápida dimisión. En aquella ocasión recuerdo una concentración, a la que casualmente asistí, de bomberos en la Plaza Sant Jaume reivindicando mejoras en el convenio, se acababan de desplazar masivamente como afiliados al sindicato desde UGT a CCOO, y se cubrían en aquel acto con el gorro clásico, vestían con sus tabardos amarillos, calzaban su botas, llevaban hachones, etc., habian cubierto la plaza de espuma y gritaban consignas, pacificamente. Entonces se oyó un grito desde un callejón, un bombero avisaba que a un compañero lo habían apalizado unos guardias urbanos en una cafetería cercana, y aquello se trasformó en la marimorena. La guardia urbana, situada en la puerta, me dejó pasar a hacer la gestión que me había llevado al lugar, quedándome dentro justo en el momento que los guardias urbanos cerraban las puertas del edificio para evitar el asalto. La sensación de fuerza y orden la ponían los bomberos. Aquello era un espectáculo, funcionarios corriendo por aquí y por allá. Ví a un expsuquero de Sants, responsable en el ayuntamiento (PSC) de un área de personal deambular desconcertado. Un pasito mas y todos los funcionarios hubieran huido de España a las Indias. Las experiencias personales en el roce con la Guardia Urbana, tampoco han sido gratificantes, al contrario, he recibido impunemente broncas en cosas absurdas, (¡Se le va a caer el pelo! ), y he rebajado la multa (siguiendo la conseja de un amigo), "reconociendo la dedicación al servicio del agente y sus argumentos que me hacían acatar lo que dijera". ¡Oiga!, mano de santo, no me fué mal. Ahora surge la polémica sobre la actuación del nuevo superintendente de la Urbana, Xavier Vilaró, la noche de autos, el 30 de junio en Plaza España, con motivo de la pacífica celebración del triunfo en la Eurocopa de la selección española de fútbol. El diario AVUI y el PERIODICO, precisamente ellos que carecen de objetividad, ratifican la versión con prueba fotográfica incluida de que el Jefe de la Guardia Urbana estaba delante del hotel Plaza coordinando sus efectivos, y en acto de servicio recibió un pelotazo de goma que le destrozó el bazo, aunque así de pronto no se dió ni cuenta, ya que hasta el día siguiente (cuando el dolor se le hizo insoportable) no fué ingresado en el Hospital del Mar. ¡Que casualidad! unas pelotas de goma que pretenden intimidar a fanáticos españolistas, acaban golpeando al Jefe de los Pitufos. ¡Sería un suicidio de la autoridad ante el aquelarre y la fiesta!. Y ¡que muestra de coordinación policial!. ¿Sería una pelea entre pitufos y diseños? En el Hospital planteaban sus dudas sobre la versión del urbano, el multitraumatismo que presentaba el paciente, parecía el resultado de una pelea, con resultado de paliza. De hecho el Hospital no ha recibido aún el parte (y han pasado 15 días), que se elaboró dias después de los incidentes. Vilaweb, RAC1 señalaban como probable que ni tan siquiera Vilaró estuviera en tal fecha en Barcelona, señalando como probable que el Jefe de la Urbana hubiera recibido esos hematomas en una reyerta en un prostíbulo de Castellón, desde donde coordinaba el dispositivo de la urbanos barceloneses, conectado además con los Mossos. El parte de la Mutua Universal, recoge el testimonio exclusivo de agentes y mandos de la Guardia Urbana. Vilaró aseguró a sus jefes que padecía un cólico nefrítico para evitar una reunión y pidió vacaciones (ocultando la verdad), cosa que desechó para pedir la baja por accidente laboral con el correspondiente parte médico (el cual no ha llegado al Hospital). Los Mossos d'Esquadra, que hasta aquí rechazaban la posibilidad de que la pelota de goma fuese la causante del daño a Vilaró (el cual se fotografió las heridas antes de que fuera públicas), se avienen a la versión oficial de Joan Saura que dá por cerrado el caso de forma definitiva, aceptando la versión de la responsable municipal Assumpta Escarp que sale fiadora de toda la historia que expone el Jefe de la Urbana. Muchos ciudadanos pensamos que el tripartito cierra filas, maquillando la verdad para que parezca otra cosa. Hay preguntas que persisten ¿Porqué el Ayuntamiento ha tardado tanto en informar?¿Porqué Vilaró oculto los hechos?¿Es cierto que el Jefe de la Urbana prestó declaración ante los Mossos acompañado de un abogado durante dos horas?¿Es cierto que la policia le intervino el teléfono móvil? Ya sabeis el que dude de la versión oficial será perseguido y multado y si se tercia expulsado allende las murallas del Oasis.
martes, 15 de julio de 2008
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