El Conseller de Hisenda de la Generalitat, Antoni Castell, lo dijo y se quedó tan pancho "si tuviera que escoger entre el ser socialista o catalanista siempre escogería lo último". Lo que en principio fué un ropaje ocasional en los socialistas, cambió transformándose en las dos almas y acabó en lo que es hoy, un partido nacionalista como otro cualquiera, con antiguallas ideológicas de carácter social en el fondo del armario. Porque el socialismo español en el periodo anterior a la transición era inexistente en Cataluña en donde se movían grupos como los "músicos" (Moviment Socialista de Catalunya) de carácter socio-nacionalista y base burguesa, que a la postre y con la eclosión democrática, se hicieron con las riendas de la "marca electoral" PSOE, en su versión catalana, y de otros grupos socialistas, capitalizandose en el contraste democrático con el voto de la masa inmigrante fascinada electoralmente por el socialismo (por Felipe González, Guerra y otros, alternativa, creían, en Cataluña al nacionalismo) que les dió poder a raudales. Por eso en las elecciones generales y locales donde todo el mundo se volcaba, los socialistas barrían, pero en las autonómicas Raimon Obiols, como otros cabezas de cartel siempre perdían ante Pujol (porque la mayoría de ciudadanos del cinturon llamado rojo alejados del debate nacionalista se inhibían). Lleva razón Obiols cuando dice, que en Madrid los socialistas catalanes se integran parlamentariamente en el llamado Grupo Socialista estando dentro en pié de igualdad PSC y PSOE, por lo que les resulta innecesario formar grupo propio para distinguirse, lo que les falta como catalanes, según sus palabras, "es que la voz del PSC se sienta claramente". Y es ahí en donde está el quid de la cuestión, para el personaje mas relevante por su peso ideológico y sus origenes vinculados al antifranquismo, dentro del socialismo catalán, porque para Raimon Obiols en el Congreso del PSC se debe "superar el reto de que el acento se ponga en el ámbito de los programas y las políticas y no en las afirmaciones identitarias". queda claro, volvemos a la afirmación de Castell primero nacionalista y después socialista. Y en un asunto que incumbe a Cataluña para resolver el problema de la inmigración, defiende que hay que inmergir a los "nuevos catalanes" en el nacionalismo dominante, superando el reto de las sociedad individualistas "federando a la sociedad y a las instituciones". Bellas palabras sin sustgancia. La nueva palabra de los socialistas catalanes es federalismo, en la que nos instruye Obiols: el PSC, no es tanto un partido federalista como un partido federador, asi lo entiende en sus inicios cuando absorvió, trituró y digirió en nacionalismo a toda una serie de grupos socialistas mediante el señuelo de la federación de partidos, reduciéndolos a la condición catalanista. Pero no es tanto una organización federalista como federadora. Dice con orgullo que el PSC contribuyó a mantener la unidad civil del pueblo de Cataluña con dos lemas "Som i serem un sol poble" y "la llengua no ens dividirá", expresando conscientemente una mentira, primero porque la consigna fué (y no de ellos) "som i serem" a secas y segundo porque la sociedad empezó a resquebrajarse con el poder nacionalista y la complicidad socialista, travestida en nacionalista de izquierdas (¡Chacón nosotros si conocemos la realidad!). Ataca a los nacionalistas mas radicales, socios en el tripartito, por sus quejas, reclamando para los socialista su propio nacionalismo mas tradicional, porque dice, Cataluña no está en decadencia como gritan los otros alarmados, al contrario es España la que está en regresión y en donde surgen "tendencias hacia el arcaismo y el nacionalismo neoespañolista". En ese sentido reconviene a los socialistas españoles, atacados por la fiebre reaccionario españolista, arrogandose como socialista catalán la funcion federadora hacia España. Cabe una pregunta, a estos socialistas de pacotilla, a estos nacionalistas extremos revestido con el ropaje nacionalista clásico, estamos de acuerdo la España de las autonomía no puede pareceros lo suficientemente federal (aunque de hecho lo sea), si avanzamos hacia un nuevo estadio federalista, federadas todas las malas conciencias neoespañolistas, ¿como encaja la idea de una España federada asimétricamente? Y que decir, de la igualdad entre todos los ciudadanos. Yo recomendaría a Obiols y a los socialistas catalanes, que proponga un Congreso nacional catalán que federe a todo el nacionalismo en un gran Partido Nacional Socialista que barra definitivamente a todo el españolismo, que a su pesar expresan los miles de ciudadanos que salieron a las calles para festejar un triunfo deportivo con la bandera constitucional de todos los españoles.
viernes, 11 de julio de 2008
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