sábado, 8 de marzo de 2008

Andreu Nin contra ZP

Tanto invocar los fantasmas del pasado como argumento político a emplear contra el PP, para que al final algunos resucitados salgan de la tierra y comiencen a tomar cumplida venganza. Es un purgatorio obligado para esa negación socialista que representa Zapatero y sus complices. Según Europa Press durante unas obras en la Unidad de Servicios que el Ejército tiene cerca de Alcalá de Henares han aparecido restos humanos que podrían ser los de Andreu Nin el carismático lider del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), desaparecido en Barcelona a mediados de junio del 37 y que el gobierno socialista republicano presentó sin ningún rubor como agente reaccionario huido a punto de ser descubierto. La realidad es hoy conocida, contribuyendo a su conocimiento la opinión de sus amigos y el libro del ex-dirigente comunista del PCE, Jesús Hernández "Yo fuí un agente de Stalin" en donde narra pormenores de aquella desaparición y esclarecedores los archivos de la KGB puestos a disposición de los investigadores al acceder al poder en la URSS, Gorbachov. La verdad es que Nin fué hecho preso en Barcelona por agentes del Kominern al servicio de la NKVD controlada desde la embajada soviética dirigida por Antonov Obsenpko y conducido a través de Valencia a Madrid encargándose de él el siniestro general Orlov, fué torturado y despellejado vivo en el chalet del general de aviación Hidalgo de Cisneros y ultimado mediante el tiro de gracia en la nuca. Un gobierno de izquierdas que encabezaba el socialista Negrín, siguiendo instrucciones de Stalin, que ya contaba con una III Internacional a su servicio (a la que en su versión sindical habia pertenecido NIN) , inició una campaña de destrucción de cualquier disidencia de izquierdas allá donde se diese. España, en ese sentido, fué un laboratorio stalinista de primer orden para controlar una democracia amenazada por un alzamiento militar, y además no hay que olvidar que en el tablero español se jugaba el primer acto de una lucha antifascista que de orden superior destrozó Europa y asoló al mundo. Desenterrar la memoria histórica trae a veces consecuencias desagradables para los aprendices de brujo tipo ZP que acaban siendo contrarios a sus aspiraciones. En este proceso electoral del 9 de marzo los socialistas han escenificado la crispación, dramatizando, dividiendo a la sociedad española en dos mundos enfrentados e irreconciliables, siguiendo ese cliché de enconada rivalidad y odio intrasocial arraigado como antivirus en el subsconsciente colectivo tocando los clarines de guerra, favoreciendo un extremismo que pertenece al pasado y que resulta irresponsable para ell presente, ya que las condiciones objetivas han cambiado en nuestro país de forma radical, superior calidad de vida de sus habitantes, alineamientos sociales y económicos múltiples y en continuo proceso de reordenación, todo lo cual no tiene nada que ver con el 36. Se puede decir que los ciudadanos de este siglo valoran mas la libertad porque la justicia social es un derecho alcanzable, prefiriendo los ciudadanos avanzar mediante la reforma del estado. A principios del siglo XX, durante la República y la Guerra Civil, las cosas eran muy diferentes y se veían de otro modo, existían enormes diferencias sociales, la extrema pobreza, ausencia de cultura, injusticias historicas que hacían de la libertad un privilegio minoritario, que conducía a la mayoría de la población a la revolución social y política como única alternativa real de cambio. Cuando desaparecido Andreu Nin, los militantes poumistas movilizados llenaron las ciudades y pueblos de España con la pregunta "Negrín, donde está Nin" los agentes de Stalin, la policía, ponía debajo de las pintadas como coletilla "En Salamanca o en Berlín". Hoy en día Zapatero tiene las respuestas y nos podría decir, "Nin está enterrado en Alcalá, en Madrid", y efectivamente, podría seguir, teneis razón, abandonaré mi pasado político de confrontación, de réditos electorales guerracivilistas, es verdad argumentaría ZP, comienza a tomar cuerpo aquella idea de que con aquel martirio de Nin, y con el de tantos otros (sabremos alguna vez la verdad de la muerte de Durruti?), comenzó a perderse la causa de las libertades y de la República. Yo no confio en que ZP, rectifique, al contrario continuará presentandonos un comportamiento similar al de aquellos socialistas del diluvio que acabaron con Nin, aunque ahora no tanto al servicio del stalinismo caribeño de Llamazares, sino a algo todavía peor, entregándonos al nacionalismo periférico mas radical, que pretende embutirnos en el traje racial nacionalista, uniformándonos o expulsándonos. Espero que no sea en AVES de ganado, ni a campos de concentración. Y entonces, adiós. Todo será demasiado tarde.

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