He asistido espectante, como tantos millones de españoles, a los dos debates de TV1, entre Rajoy y Zapatero, y definitivamente, sin leer la prensa, ni atender a los comentaristas del Régimen, sin necesitad de pensarmelo demasiado, llego a la conclusión de que la consigna electoral socialista "de que no es lo mismo una cosa que la otra" es acertada. Y tanto, pero no en el sentido que le dan los nosocialistas de la nada, instigadores de propaganda. No es lo mismo ese Rajoy que me parece superior en el cuerpo a cuerpo, debatiendo ideas en directo y confrontando propuestas, que Zapatero que vendiendo humo desgrana una sarta de sandeces escolares y mentiras conscientes. El gran embaucador del 11-M sí resulta favorecido en el medio televisivo, mimado por el/la árbitro, en la imagen y en la comunicación con el espectador miedoso, ganando al entrar y al salir del debate, por la teatralidad y el tópico. Yo creo que Rajoy en ambas ocasiones ha buscado ser el espejo del valor político, de la responsabilidad cívica, frente a ZP que cobardeando, marrullea, buscando el buen rollo y utilizando todos los medios divinos o humanos para conservar el poder. No es lo mismo, repito, un Zapatero que se rodea de nacionalistas y cavernícolas, todos ellos enemigos jurados del Estado autonómico y de la Constitucion, un socialismo zapaterista centro del torbellino centrifugador de nuestras libertades, que ese Rajoy que en estas elecciones del 9 de marzo se nos presenta sensible a los problemas cotidianos, populista y liberal próximo al centro izquierda. Y es que no es igual, no lo es, escoger como futuro presidente de nuestro país a uno u a otro. Este debate estrella de la programación televisiva, aparece como necesario en su exclusividad a dos y sintetiza la bipolaridad. La gente sabe que es mucho lo que nos jugamos los ciudadanos españoles en este envite. Espero, y confío que no sea una espera sentada la mia, que el resultado final favorezca a Rajoy. Los partidos pequeños, como C's o UPyD forcejean contra el voto útil a dos en un empeño que merecería mejores resultados que los que darán desgraciadamente al final. Hay muchas posibilidad de que nuestro voto autonómico huya hacia las dos principales opciones nacionales. En base a eso juzgo como erronea esa postura egoinfantil de la dirección de C's, el rechazando la posibilidad de un entendimiento programático con el PP, que podría habernos garantizado la formación posible de Grupo Parlamentario propio. Para mí es una muestra de desconfianza en la autonomía de nuestro proyecto, y en nuestras capacidades para subir a un estadio superior de independencia política diferente a la del PP, que se enriquece como bien se sabe en la confrontación diaria. Termino señalando, que bien o mal, estas elecciones, con su bipolaridad y radicalidad, guardan en su seno una gran virtud que nos hacen olvidar otras muchas cosas. Maravillosa virtud, todo el nacionalismo, CiU, ERC, ICV-EUiA, y nos ilustra leer la tendenciosidad de la prensa catalana en estos días, tiembla ante los resultados. Los ciudadanos en esta ocasión cuando escogen entre el PP y el PSOE, parecen desbordar el Oasis, los ciudadanos de toda clase y condición cuando votan lo hacen pensando que esas dos opciones esconden la razón democrática fundamenal y última, que estas son elecciones con mayúsculas, en las que vale la pena participar, las que les compiten e interesan, las auténticas, las decisivas, las verdaderas, las que les liberan del pesado lastre asfixiante y localista. En estas elecciones el nacionalismo, se hunde, desaparece. Aquí está la alegría ciudadana. En esa debacle confío. Es el Titanic. Ojalá lo entiendan el PP y el PSOE.
martes, 4 de marzo de 2008
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