jueves, 6 de marzo de 2008

En todo lugar

Todos los momentos valen para hacer campaña electoral. Machacan con cuatro ideas e hieren la sensibilidad mas elemental, haciéndolo una y otra vez y no paran hasta lograr confundir reduciendo a unos cuantos ciudadanos. Uno consigue liberarse, si está previamente advertido o informado y conociendo a esa fauna pone la suficiente distancia de por medio porque es que si no estas perdido, listo para la extremaunción y condena infinita. De todas las maneras y conforme nos acercamos a la fecha fatídica del 9 de marzo, las bases socialistas, nacionalistas, o social-nacionalistas, comienzan a utilizar otras triquiñuelas, no muy diferentes de las anteriores, pero que resultan mas familiares, por conocidas, llenas de sobreentendidos, de viejas complicidades, de supuestos. Hablo en concreto de los mensajes al móvil. Y esperad, pasaran las horas, minutos y segundos (magnitudes a utilizar por momentos), y esa mensajería se acelerará cubriendo en todas direcciones los espacios, subiendo el tono, te volverá tarumba y asaltará tu intimidad en cualquier momento o lugar. Es una forma de hacer que fué utilizada anteriormente, brillando en las pasadas elecciones generales, participando (como ha sido probado) la plana mayor zapaterosocialista cercando las sedes del PP y creando un clima de crispación (o según ellos de pacífica concordia), sin respetar la obligada inacción del tiempo previo de reflexión electoral y hoy esa táctica sociata es común en nacionalistas independentistas o antisistemas que reunen a 30 ó 40 energúmenos ante cualquier acto democrático. Los inventores del juego me han escogido como victima propiciatoria y me envía al telefonillo un mensaje que proviene de un conocido mio socialista (afiliado al PSC por interés) cuyo contenido os descubro "Soy la niña feliz de Rajoy, ya he crecido, he estudiado con beca, tengo trabajo, soy lesbiana, kiero casarme y adoptar a un bebé inmigrante. Lo siento PaPa, voy a votar PSOE. Pásalo."
Me llama para comentarme el mensaje. Que decir. Juzgar vosotros. Menudo compromiso. Lo entiendo demasiado bien, porque yo no votaré socialista. Les conozco bien, sé de sus marrullerías. De ningún modo votaré a esos simpáticos imbéciles.

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