viernes, 14 de marzo de 2008

Una justicia a la medida

Es frecuente pensar en la justicia como un valor ecuanime que se sitúa por encima de los avatares humanos. La verdad es que nunca ha sido así, porque siempre ha funcionado sirviendo al poder en todas sus vertientes. Con la dictadura era evidente, tribunales especiales, militares en un principio y el TOP al final para juzgar los asuntos de orden político. Con la democracia parecía que nos acercabamos al ideal del Estado de derecho, en el que todos los ciudadanos eran iguales ante la Ley, y la Justicia un pilar fundamental del Estado en su independencia funcional. Sin embargo el Ejecutivo, y su derivada, los partídos políticos (poderes del estado sujetos a la crítica de la sociedad y al cambio) luchan contra su caducidad y alternancia con los medios mas obscenos a fin de perpetuarse, eternizandose y degenerando incluso, en una especia de Régimen, dicho democrático, de Partido Único en donde las libertades quedan secuestradas y filtradas en su ideología. En ese sentido, la Justicia, en su soledad aparece ante el Poder como contrapeso que les resta arbitrariedad, colocándose por encima de sus disposiciones en aquellas situaciones en que el Ejecutivo raya el equilibrio constitucional del Estado de Derecho. Para el partido dominante la Justicia hay que domesticarla a cualquier precio, al principio halagandola y al final acosandola y si aún asi a la postre no se muestra dócil acusandola de estar al servicio de intereses de la derechona. El Partido socialista, es el ejemplo, el espejo en el que mirarse para ver nuestra degeneración política. Para acabar con ella, finalmente, se la pone en el televisor, se la acusa de estar dividida entre dos sectores el conservador y el progresista, se designan nombres abiertamente social-nacionalistas, en un trabajo de zapa que a la postre ha terminado por reproducir la división partidaria en el seno de la justicia. La "obediencia debida" de los jueces al Ejecutivo, es un espectaculo diario. Sofocante, la sumisión del Tribunal Constitucional a los deseos socialistas. No ha pasado ni una semana, cuando el mismo ha resuelto a favor de la recusación a dos de sus miembros Roberto García Calvo y Jorge Rodríguez Zapata por hacer observaciones sobre una reforma de la ley orgánica del alto tribunal, que le permite a la Presidenta Maria Emilia Casas continuar en el cargo y decidir con su voto de calidad en caso de empate. Un pulso que al ganar el Gobierno con esa facilidad, no presagia nada bueno sobre los diferentes recursos al Estatut. Decían que necesitaban, tiempo para adoptar una resolución que exigía un trabajo científico, ahora adornaran la resolución a favor dando carta blanca al poder. Estamos en los prolegómenos. Pierde la justicia, pierden los ciudadanos, pero gana el poder socialista. Y cuando aún no nos habiamos recuperado de la sorpresa, cuando Gómez Bermúdez presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo resuelve repetir juicio alegando indefensión a los dos descerebrados que quemaron fotos del Rey en Gerona, corrigiendo a Vázquez Honrubia, titular del caso, que terminó sus actuaciones judiciales en castellano (gran triunfo de los radicales que ahora tienen la posibilidad de brindar con cava) de forma impecable. Se puede pensar que hay que separar la justicia de los jueces, ya que la primera es "per se" imparcial y los segundos corruptibles, y como humanos sujetos a las debilidades humanas. Y entre un caso y otro, o entre muchos casos judiciales parecidos, leemos la queja y orfandad de los tribunales de justicia vascos, que reclaman que ondee en los juzgados la enseña nacional, que lo haga en todas las instituciones públicas enarbolada de forma destacada entre las de las instituciones locales o autonómicas. El Gobierno vasco, señala que no tiene fondo para mástiles, y ahora buscan ayuda del gobierno del Estado. La indefensión es absoluta, ni en Cataluña, ni en el País Vasco, especialmente, ni en otros sitios se deja ver el trapo constitucional. Es una reliquia que se guarda en el baúl, prefiriendo gastarse el presupuesto en toda la parafernaria nacionalista. Que pensaran los socialistas de esto, y de los recursos contra la imposición de una lengua sobre otra en Cataluña, aunque esta sea mayoritaria. Que piensan nuestros dirigentes de las sentencias de TSJC obligando a la Conselleria de Educació, a repartir prospectos en donde se dé la posibilidad al ciudadano a escoger la lengua vehicular en la enseñanza de sus hijos. Y sobre las multas a la rotulación en castellano que llevan los talibanes de la delación. La justicia se pudre y pone de rodillas al Estado. Dicen que la justicia es una señora de buen ver, que es ciega (se la representa con una venda en los ojos), portando en una mano una balanza y en la izquierda una espada ejecutora. Es una señora potente con toga romana. Los socialistas le han quitado la venda y la toga, resultando irreconocible. Un cachondeo, como dijo el ilustre Pacheco.

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