lunes, 10 de marzo de 2008

Rosa Diez, heroina del 9 de marzo.

Una de las pocas satisfacciones que hemos tenido, sino la única, ha sido el escaño conseguido por Rosa Díez en Madrid, rompiendo el cinturón de hierro con el que el bipartidismo español pretendía acallarla. Han intentado asfixiarla, ni subvenciones, ni créditos, ni debates o actos electorales en los medios públicos. Y sin embargo, lo ha conseguido. Y es que la dirigente socialista vasca toca muchas de nuestras sensibilidades. Lo hace poniendo sobre la mesa esa voluntad suya de luchadora que quiere ser consecuente con su compromiso socialista, y no abandona el terreno que cree suyo, al contrario sigue y refuerza su compromiso rompiendo con el proyecto entreguista que representa Patxi López en el PSE, abierto al nacionalismo, el que sea. Rosa, amiga de Fernando Buesa, no traiciona su memoria negociando con sus asesinos. Con aquel crimen dejó el caballosocialista. Es un caso parecido, aunque acentuado al de Nicolás Redondo Terreros. Lo ha subrayado ella misma muchas veces, se siente española y acata defendiendo los símbolos de la nación porque son los garantes de nuestras libertades y de la suya. En Barcelona, ante C's, lo había dicho, ella es una política berroqueña, que luchará con todos los medios a su alcance para lograr sus objetivos. Y ha empezado su camino. Puede ser el primer tornillo que ajuste la bisagra que impida en el futuro, la supeditación de la mayoría a los intereses minúsculos del nacionalismo separatista. Ella como nosotros, ha sido fraguada, con esa escoria periférica y templada con el martillo terrorista. Desde hace tiempo ETA ha intentado asesinarla, y en alguna ocasión por "fallos técnicos", no alcanzó sus objetivos. Pues bien, a ver si es verdad, en la próxima legislatura, que se adivina dificil o trágica, con los nacionalistas de CiU o del PNV a las puertas del arreglo con Zapatero, con un Estatut en valor y la negociación con los asesinos de Isaias Carrasco, aparece esa navaja curtida por la margen izquierda de la ria bilbaina en defensa de nuestros valores. Confío en que lo hará con la mayor dignidad. Estoy esperanzado en oirla, en verla desenvolverse entre sus excompañeros, entre los que probablemente se encontrará aquel abogado que título un artículo de meritorio titulado "Compañera Rosa, vete a la mierda", cuando ya se mascaba su salida del Partido. Espero que sus palabras remuevan conciencias y generen una espiral de cambio, que entiendo, es lo que la sociedad desea de forma mayoritaria. Lo peor de Rosa, su pasado de pitiminí en la Consejería de Turismo del Gobierno nacionalista de Ardanza, lo mejor su evolución hacía posiciones de apoyo hacia las victimas, su ruptura con un proyecto socialista que de tal solo tiene el nombre. Rosa Diez, una mujer desde las filas de la regeneración política accede al Congreso, una gran mujer. Por muchos años.

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