Se queda uno pasmao (cosa que le pasa al parecer con cierta frecuencia a Alfonso Guerra) observando la memez e incapacidad política de Gaspar/Gaspi Llamazares, Coordinador General de Izquierda Unida. Su falta de perspectiva asombra. Ocultando el fracaso electoral del grupo ecosocialista al que representa, utilizando el argumento manido de la bipolarización en las elecciones que ha hecho que el votante de izquierdas se decante por el voto útil a los socialista, olvidando el "voto de conciencia" que electoralmente había defendido el anterior Coordinador General, Julio Anguita entre la militancia, a trompicones y forzado por la realidad inapelable de los dos diputados conseguidos en la noche electoral, hundido personalmente con la debacle, ofrece a sus votantes dos posiciones contrapuestas, la primera anunciando que no se volvería a presentar al cargo de Coordinador General y al día siguiente nos sale mesiánico matizando que abrumado por el compromiso con los electores seguirá con su acta de diputado. Es que Gaspi no puede defraudar a sus votantes. Este supuesto logroñés, afincado durante años en Asturias, vecino de Madrid y con voluntad caribeña (en su biografía se recoge que obtuvo un master en medicina social en La Habana), se ha convertido en la pasada legislatura en un bastión del dogmatismo añejo de los años cincuenta, de la deriva ideológica de una izquierda incapaz de construir y defender alternativas creibles, adoptando por el contrario, todas aquellas que convierten a su organización en una segunda marca del poder socialista. Los servicios prestados en esta ocasión han sido impagables, abundancia de posiciones mas extremas, saltando al cuello "en la oposición al PP" (principal partido de la oposición democrática), dejando de lado la crítica al Gobierno para atacar a la oposición, con ello quien ha ganado en credibilidad y centrismo ha sido ZP. Llamazares, se ha convertido en el primer baluarte antipperista, y primer avalista gubernamental y por momentos el fontanero ideal de la Moncloa. Sin embargo hay que resaltar que IU en su origen era una fuerza política seria, con vocación mayoritaria de gobierno. En su seno el PCE, con mucha dosis de personalismo en el enfrentamiento intracoalición, se ha orientado contra la continuidad de Llamazares, al que consideran entre otras lindezas como una pesada carga, una remora errática que conducen ineludiblemente al fracaso. No lo había conseguido Franco, sus sicarios, tribunales, cárceles y sin embargo en el camino de lograrlo está Gaspar Llamazares. Parece increible, pero aquel gran PCE núcleo del antifranquismo, está en la marginalidad y a punto de la desaparición y con él, todo lo que se mueve a la izquierda del PSOE. El gran mérito histórico de Llamazares será conseguir un solo gran partido unico para España, que no será precisamente IU. Entre sus errores, el peor para nosotros ha consistido en abandonar un eje programático, necesario a todo partido nacional, que defienda el Estado y los derechos de ciudadanía inherentes a sus miembros, asi como el compromiso solidario interterritorial, cediendo siempre ante los nacionalistas, incidiendo en cosas que a la gente le importan un pito, como en el tema de la memoria histórica, en la defensa de la República, etc. favoreciendo la disgregación y enfrentamiento de los ciudadanos. Parece ser que además, y eso son palabras mayores, o razones de orden superior que la deuda electoral de la Coalición con las entidades financieras está en los 15,8 millones de euros, de los cuales el principal será exigible de forma inmediata. Los prestamos han sido avalados con la sede, por lo que el local de la calle Olimpo en Madrid está en peligro. La deuda es impagable para esta organización que quizá es la que mas ha sufrido en este evento. Los militantes se pregunta porque IU ha sido incapaz de defender una nueva Ley electoral, mas moderna, que validase la máxima de un ciudadano un voto, que le diese una representación "mas justa", puesto que cuenta con un millon de votantes en toda España. Los dos diputados, uno en Madrid y otro en Barcelona se deben a algo mas de cien mil votos en cada una de estas ciudadades, y sin embargo unos ochocientos mil votos de ciudadanos de toda España resultan inútiles. El abrazo del oso socialista no para, acentuando su presión, en los peores momentos de IU y se cierne sobre el futuro de la organización. Inmediatamente, y después de las elecciones, el Secretario de Organizacion sociata, Pepiño Blanco (que se debe reir a mandibula batiente de las palabras de Gaspi en periodo electoral ofreciéndose a los socialistas como aliado y ministro) sugería a Gaspar Llamazares que unieran sus fuerzas a las de ERC para formar grupo parlamentario. Un grupo de apoyo a la causa. Y de que manera. Lo que les faltaba a la izquierda de la izquierda era una alianza con los independentistas catalanes que se disinguen sobre todo por su voluntad constructiva y solidaria. Lo bueno del cuento es que, efectivamente, Gaspar Llamazares no echa en saco roto la propuesta. Puede cuajar. Ahí tendremos a nuestro Llamazerito, siguiendo en su trayectoria anterior atacando ahora coaligadamente con la esquerra independentista al PP con el cual no encuentran, ni pueden encontrar (razones de principios, o de fe) puntos coincidentes. Y así hasta la muerte natural de IU. Ante tanto imbecil, no necesitan los socialistas esforzarse demasiado.
martes, 18 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario