miércoles, 30 de abril de 2008

Cuesta creerlo pero puede ser

Zaplana ha salido mutis por el foro abandonando el grupo parlamentario popular y se incorpora a la empresa privada. Como ha dicho muy bien la Presidenta de la Cdad. de Madrid, Esperanza Aguirre "es una muy mala noticia. Me alegro por él, pero lo lamento profundamente a la vez. España no anda sobrada de personas de su edad y valía personal". Efectivamente, es una muy mala noticia que obligadamente se tiene que inscribir en la deriva del Partido Popular, hacia la nada. Desde Cataluña lo teniamos claro, el continuo alboroto de la troupe nacionalista atacando siempre al binomio Acebes-Zaplana nos servía de norte respecto a las tendencias dominantes en el partido de la derecha y con cuales de esas tendencias valia la pena colaborar. El mejor Zaplana ha guardado las formas (delgado, elegante, bien vestido, sonriente) en la corta distancia, sin menoscabar un discurso liberal sin concesiones al nacionalismo. Ha sido por valía propia, primera figura del PP en la pasada legislatura, combatiendo y dirigiendo el debate parlamentario frente al corral nacionalista, casi siempre en solitario, allanando el trabajo de Rajoy. Nunca ha cambiado "el talante", a la vice De la Vega o al huidizo Rubalcaba. En ese sentido, como dicen los catalanistas de derechas, Zaplana es una especie de señor de Barcelona (nacido en Cartagena claro). Tiene las virtudes del charnego local, trabajador y muy señor. Recuerdo una memorable entrevista que le hizo "la temible Mónica Terribes", que como siempre en estos casos le acosó acusándole de un anticatalanismo feroz y a la que al final domeñó convirtiendola en un corderito faldero. No fué el caso de Rajoy que aturrullado ante las acusaciones de la famosa morritos Terribes (estrella de TV3), trastabilló y por poco si hay que recoger los escombros de los suelos. No, no fué el mismo caso, Zaplana por contra sabiendo el terreno que pisaba devolvió los golpes sonriendo señalando que defendía a los catalanes de toda condición. Piqué en aquellos momentos Presidente del PPC pidió su cabeza, alegando que su figura respondía a una imagen del partido caducada, frentista, que no tenía encaje en Cataluña dialogante, porque hacia imposible el acercamiento a otras fuerzas políticas catalanes, lo correcto era virar hacia el nacionalismo moderado buscando un entendimiento que enderezase la situación. La caida de Piqué tiene que ver con el enorme espacio político que quedó al descubierto a su izquierda, en el sector liberal, y que ocupó C's en las autonómicas, lo que forzó su abandono y sustitución por Daniel Sirera. Interpreto que ese relevo fué un triunfo de las tendencias mas políticas, liberales, y a la izquierda del PP. Creí leer, incluso, que Zaplana desde la cocina del PP proponía contactos con C's que le garantizase a este partidito una presencia política suficiente como para formar grupo político propio en el Parlamento español en estas pasadas elecciones, encontrandose con otras posiciones internas que rechazaban la posibilidad. Al final fueron las mas retrógadas quienes salieron favorecidas con la inhibición simétrica de la dirección de C's ante esa posibilidad. Dijeron que podian contaminarse, no fuera a ser que la opinión pública pensara que subitamente se hacian de derechas. Sin embargo, una lectura positiva de ese planteamiento de Zaplana, si fué tal, hubiera podido cambiar el panorama político de nuestro país, ampliando ambos partidos, el grande y el pequeño sus bases. Son cosas de la responsabilidad política. Para Cataluña, hubiera sido formidable. Hasta Sirera lo planteó al acceder a la Presidencia del PPC, contaba con la colaboración de C's. Al final, ante la imposibilidad del trato, fracaso para unos, fracaso para todos. Zaplana, un animal político de primera magnitud ha seguido el camino de Vidal Quadras sacrificado por Aznar, pero desde posiciones de poder (lo cual es muy distinto) a petición de los nacionalistas de Pujol, con la diferencia que Rajoy sacrifica a toda una plana mayor de cuadros que son la referencia de su partido y lo hace desde posiciones de oposición. Zaplana se va, cuesta creerlo, pero se va.


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