La primera parte de la sesión de investidura de ZP, no añade nada nuevo a lo que conociamos del personaje. Quizá, podiamos decir, que profundiza en el viejo vicio de decir desdiciéndose, afirmando lo contrario de lo que se hace con el mayor descaro. Diaz Cañete, dice la prensa, fué llamado al orden por Bono porque molestaba con sus gesticulaciones (de cara dura) al presidenciable cuando éste hablaba de los problemas económicos de nuestro país. Naturalmente, para Zapatero, la situación de España, en una economía globalizada responde a una crisis foránea que aquí nos afecta de rebote, y que estamos en condicones de superar. ZP, levitando entre las nubes, nos recordaba, a todos aquellos que sufrimos la situación de España, a los que a trompicones subsistimos en terreno hostil, que vivimos en un mundo feliz, y así estaremos, condenados e inocentes, mientras él tenga la llave del poder. ¿Y que decir, del resto de personajes que se han asomado al escenario privilegiado de la televisión gratuita? Nada, todo neutro, todos respondiendo al guión preestablecido. Mortal aburrimiento. Bostezos. Nuestro Presidente, ha superpuesto al talante, una taimada voluntad de diálogo (que es su aportación intelectual fundamental a la nueva etapa política) con todas las formaciones políticas, incluyendo en ese diálogo tanto al PP como a los grupusculos mas o menos soberanistas con los cuales se muestra especialmente comprensivo. Para los socialistas, o los que parecen lo mismo, es decir, esa nueva generación de jóvenes sin escrupulos, habitual en ese redil sumiso, la escenificación, forma parte fundamental del juego político. Qué otra cosa, se deben preguntar, pueden hacer si carecen de creencias o ideología. Qué pueden decir, si siempre han vivido de la política escalando por las paredes de la estructura de partido o sindicato. Lo que entienden es de visualizarse ante el público, presentándose con el lacito inmaculado de la independencia política- Sobrados de equipaje, con suficientes votos, con una representación mayoritaria que nos echan en cara venga o no a cuento, han postergado el acuerdo (tácitamente existente) con otras formaciones para esta primera sesión, buscando salir libre de ataduras, Zapatero, en la sesión del viernes investido como Presidente con la mayoría simple del rebaño socialista. En ese día remarcará, no me cabe la menor duda, su deseo de tener, en el periodo que ahora comienza, la mano tendida a todos aquellos que ayuden a la gobernabilidad del país, a construir un debate moderno y de consenso. El PP, con su peculiar visión de Estado (es un partido de orden, señores), ha puesto las bases requeridas por ZP para un entendimiento. Ha entrado al trapo con una increible ingenuidad. Finalmente, no existen los obstaculos de Acebes, o Zaplana, ahora tienen las facilidades de Soraya y los sorayos. Para el PP, que subido al escenario interpreta el papel que le exigía ZP (en la primera parte un hosco no a su investidura), hay una serie de cuestiones que exigen el acuerdo de los dos principales partidos. Me parece que va a ser que no. Es de ilusos, esperar del castellano-leonés una actuación consecuente de hombre de Estado. ZP no tiene que repetir tantas veces España, en un ejercicio de identificación absoluta , tiene que citar a España, para respetar a sus ciudadanos y evitar en lo posible el yugo antiespañol al que se ven sometidos en su propio país. Nuestro país no es una suma de trozos inencajable, es una realidad, variada si se quiere, pero cuajada por la geografía y por la historia. Zapatero, con tanto diálogo a lo mejor se dará la boca con el PP, para negociarle la cabeza de Esperanza Aguirre. ¿Que otra cosa puede ofrecerle Rajoy, después de retrocer en casi todo?. Mientras tanto, los nacionalistas, perfeccionan su discurso, se sueltan, ofenden al Parlamento provocando a los padres de la pátria en un idioma que desconocen, las Comunidades inauguran un periodo de diálogo bilateral, renegociando su financiación y la Justicia se arrodilla ante los nacionalistas. Como ha dicho algún comentarista político parece que inauguramos la segunda etapa del desgüace político, de esa gran nación llamada España, de la que hablan con tanta fruición desde las filas del PP . Nuevos tiempos para un PP, en su nuevo papel de colaborador leal en el arte de gobernal zapateril. Los que pagamos el circo, los sufridos contribuyentes que nos negamos a tragar, hemos tenido la satisfacción (no la ví) de que Rosa Díez denuciara en su turno de palabra, fundamentalmente, la discriminación lingüistica en Cataluña. Y el cabestro del Presidente, en una actitud prepotente, que es la propia del bobo de la clase que pontifica sobre lo que desconece, le contesta didáctico que en Cataluña la situación es modélica, la convivencia ejemplar, y bla, bla, bla. Y nos guiñará el ojo, diciendo que es del Barça. imbecil. Así será esta legislatura. O eso es lo que parece. Bla, bla, bla.
miércoles, 9 de abril de 2008
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