Convergencia, impaciente.

El reconocido jefe de la oposición en Cataluña, sr. Mas, se mueve en el desamparo de una estrategia para CDC, partido dominante en la conocida coalición pujolista, que no acaba de concretarse, alejándose cada vez mas de sus objetivos de alcanzar las mieles del poder. Y aunque desde Madrid, PSOE y PP les sonríen extendiendoles la mano, en Barcelona las cosas se le vienen torciendo, ya que la mera existencia del tripartito desmorona su base electoral día a día, cundiendo el desánimo entre la militancia. De manera paulatina se rompen los hilos que unían al partido con el agro comarcal (que depende del Presupuesto) perdiendo su fortaleza orgánica tradicional en beneficio de ERC y socialistas que ahora son los que manejan los hilos de Gobernació y siguen sus mismas pautas clientelares, y en las ciudades, caso Barcelona, comienza a cansar entre las capas medias que les dan sustento ese discurso radical, que pretende desbordar a ERC en catalanismo soberanista. Haciendose eco de ello, La Vanguardia, por boca de su director José Antich, les pedía para el Congreso que celebrarán en julio una rectificación política ya que "sectores sociales que tradicionalmente pueden haberle otorgado su voto no sienten hoy la misma complicidad" pidiendo un mensaje renovado mucho mas plural incorporando a la dirección nuevas sensibilidades, "mayor cohesión con Unió Democrática y una "política de oposición mas sensata que tenga en cuenta su vocación de partido de gobierno. O sea, disposición a acuerdos en Cataluña y en Madrid". Antich mira a Lluis Recoder alcalde de Sant Cugat como figura emergente que favorecería esa flexibilidad política, puesto que el mismo viene manifestandose a favor de un giro moderado a la política convergente. Pero Mas, unos días se manifiesta conforme con esa línea, apostando por incorporar a independientes a lo que llama la Casa Gran, un proyecto alternativo al tripartito que reuniría a catalanista de diferente color, incluyendo a los que procedan de la izquierda, y otros días se alinea con la corriente "Plataforma per la Sobirania" (500 miembros), que lucha por una alianza con los republicanos rompiendo si es preciso con los democratacristianos de Unió, para logra convocar un referendum por la autodeterminación antes de dos legislaturas. Pinzado por esas dos posiciones, Artur Mas amenaza a la nación real, la española, atacando al TC del que dice que "la última palabra sobre el Estatut no la tendrá ese tribunal", porque si las sentencias que emita menoscaban el Estatut, "CiU propondrá formalmente al pueblo de Cataluña una consulta", en su opinión "la democracia tiene preeminencia sobre la Ley". El ruido del jerarca seguro que hace temblar las blandicabezas que tienen que decidir sobre ese Estatut o Ley Orgánica, que con su aplicación y desarrollo liquida el proyecto constitucional igualitario, estableciendo relaciones bilaterales con las autonomías que alcanza así categoría real de naciones sin estado. Fijénse en esas palabras que impudoroso subraya, "pueblo de Cataluña""democracia por encima de la ley""referendum", ya que es el lenguaje arcaico y parafascista del nacionalismo. Poco importa todo el procedimiento de reforma estatutaria que hemos vivido en Cataluña, mera confusión del deseo de la clase política con la realidad de la calle que estadísticamente se manifestaba en contra de dicha reforma, poco importa la baja participación, los votos en contra, o el voto en blanco, poco importa que los ciudadanos les den la espalda y aún hoy se muestre apáticos. Ellos siguen adelante, golpeando el yunque de la paciencia ciudadana, que mayoritariamente creía inocentemente esas cosas del seny del partido y que los hechos en CDC desmienten a diario. Mas se justifica a veces, ante tanto error, porque se mueve también bajo la presión de "il patrone" Pujol, oráculo y fundador del Partido, el cual no rechaza ocasión para meter baza radical con pose insultante sobre la buena voluntad de la ciudadanía española, y ya le ha colocado a su hijo Oriol como alternativa de futuro. Pobre Más, dificil tarea la ese maravilloso vendedor de humo, que después de haber ganado dos elecciones autonómicas sigue relegado en la oposición. Y mejor que dure.