lunes, 23 de junio de 2008

¿Un PP nacional?

Acaba de dirigirse a los congresistas de Valencia el nuevo-viejo Presidente del PP, Mariano Rajoy, hablando horteramente desde "el centro del corazón" de las bondades de la nueva orientación política de su partido fijada en el centro político, espacio de moderación y diálogo, ahí donde se agarvillan la mayoría de los españoles, acaba digo de despedir a sus delegados en la capital levantina, cuando ya comenzaba a recibir la contestación de sus adversarios políticos externos, burla de los socialistas que harán lo que les dé la gana (en los temas de estado y en cualquier otro) y después trataran con "el emergente centrador" reclamando su sumisión en aras al interés general. Blanco se permitía la floritura de llamar a Rajoy "ganador electoral por una vez" dentro de una trayectoría política evidentemente perdedora. Desde ICV, Dolors Camats en un tremendo esfuerzo de clarificación del ideario político de esa izquierda verderona reclamaba al PP la retirada de los recursos ante el tribunal constitucional contra el artículado del Estatut de Catalunya y contra la ley homosexual, a lo que se apuntaba todo el equipo de ERC, Ridao exigía la retirada del recurso estatutario, al igual que hacia el vicepresident de la Generalitat Carod en Terres de l'Ebre hablándoles indirectamente a los delegados fronterizos del PP que habían asistido a la Asamblea valenciana, y desde Convergència, el equipo dirigente exigía la retirada del recurso contra el Estatut, lo que para ellos significa beligerancia contra los intereses de Catalunya. Remacha Artur Más, jefe de filas de una coalición interna que aboga mayoritariamente por el soberanismo, que entiende la coyuntura como la gran oportunidad de ejercer "el derecho a decidir", con Oriol Pujol, Felip Puig, Francesc Homs, David Madí, como figuras principales, que "algunos (ironía fina) tienen que hacer un Congreso para volver al Centro. A CDC no le hace falta porque ocupamos el espacio central del país", lo cual es rigurosamente cierto en términos orgánicos y electorales. Es decir, el PP de Rajoy-Sirera-Fernández-Nebreda, tiene ante sí un gran desafío, clarificar el entendimiento, los nuevos términos de la negociación política en Cataluña con estas gentes (nacionalistas esencialistas de diverso pelaje), incorporando, eso sí, muchas dosis de diálogo y de moderación. Y para empezar, olvidemos (porque no podemos hacer otra cosa si queremos aplicar la nueva estrategia del PP) la experiencia pasada del "Pacte del Tinell", en un nuevo curso político que ahora comienza, de su aplicación generalista del Estatut (ley orgánica refrendada minoritariamente), decisivo en su éxito por la sentencia prevista del Tribunal Constitucional, y de enorme importancia política para nuestro destino, el de los ciudadanos de Cataluña (que no el de los politicastros), o lo que es lo mismo, las personas que viven en esta parte de España. El PP ¿defenderá a los ciudadanos de Cataluña, a su pluralidad ideológica, a sus libertades o tácticamente se decantará por el dejar hacer, olvidar el reciente pasado, o lo que es lo mismo pedirá con humildad sumarse al bloque nacionalista?.

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