La han cogido infraganti. Resulta que Maria Eugenia Casas, Presidenta y con voto de calidad en el Tribunal Constitucional aconsejaba a la hija del fontanero de su finca (letrada además) sobre la manera de recuperar la custodia de su hija que un juzgado había adjudicado al padre. Está recogido en grabaciones policiales, ya que la protegida por intermediación de una amiga de la Sra. Casas está acusada de asesinar a su marido contratando a un sicario que le disparó dos tiros en el garaje rematándole con otro en la nuca. La Presidenta del alto tribunal le sugirió que buscase un artificio jurídico para recurrir en amparo ante el Tribunal Constitucional, y si se propiciaba la vía se ofrecía a ella para que entonces la llamase. Aparte de esto la remitía a unos abogados de confianza. El asunto es de una gravedad tal que pone en peligro el sistema democrático por el que todos, ricos o pobres, feos o guapos, hombres o mujeres somos iguales ante la Ley. Es posible que la Casas, movida por un mal entendido feminismo paranoide haya bajado sus defensas, las cautelas necesarias, entregandose a la causa de género con toda su fuerza y arrojo, actuando "de facto" contra un juzgado que había concedido la custodia al padre desde posiciones partidistas. La presunta asesina, como abogada recurrio ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid que rechazo sus razones, entonces hizo caso a la alta magistratura de la Casas, acusando de prevaricación al juez para solicitar el amparo del Tribunal Constitucional. Ahora, contemplamos bien, sin necesidad de lentes especiales, la competencia de una señora que va a decidir sobre nuestro futuro, o sea, sobre el Estatut de Catalunya. Porque en definitiva, la crisis del Tribunal Constitucional ha arreciado con la aprobación del Estatuto como ley orgánica, llegando a la sede judicial un aluvión de impugnaciones. Un Tribunal que ha dejado pasar aventuradas secesionistas de forma repetida por parte del mosaico de taifas nacionales, se encuentra hoy ante el envite de dar jaque mate a los derechos soberanos del pueblo español pronunciando un dictamen a favor del articulado del Estatut de Catalunya. Que es lo que el espera el nacionalismo catalán y liquidacionistamente valora el zapaterismo. En este tiempo el Gobierno se sacó de la manga una ley orgánica de prorroga en sus funciones de la hasta allí Presidenta Maria Emilia Casas para dominar con su voto de calidad el empate entre los votos a favor y en contra del articulado estatutario. Hemos oido desde el nacionalismo, cada día, muchas veces Mas, otras Carod, unas Pujol, otras el de mas allá, amenazando con la confocatoría de un referendum popular de respaldo al Estatut, una invitación al "dret a decidir". Otros hablan de aceptar, pero seguir desarrollando el Estatut y aplicando reformas mediante leyes orgánicas, etc. Una amenazante revuelta de bocazas. Una permanente desobeciendia. El Tribunal Constitucional ha sido arrojado y pisoteado durante todo el tiempo por los poderes políticos y los partidos de la facción. Hay quien dice que la denuncia de "El País" no es inocente, lo que pretende de forma consciente es darle la puntilla al alcanforado tribunal, para que Maria Emilia dimitiendo (sacrificada en favor de la dignidad institucional) escenifique la crisis, y después un acuerdo entre un dócil PP dispuesto a aceptarlo todo, y un endiosado PSOE, se cubran la totalidad de las plazas del alto tribunal llegando a un acuerdo de cambio que establezca un nuevo TC con los personajes mas afines del mundo y con reconocido prestigio en sus pueblos de origen, vamos la independencia judicial de la que hablan en la Universidad y en los libros. La decisión del Tribunal Supremo de liberar de cualquier asomo de responsabilidad a la sra. Casas en ese sentido maniqueo es enigmatica. Lo gráfico es la foto en la que Maria Teresa, la vice, abronca a Maria Emilia, la presi, en un acto oficial presidido por las mas altas autoridades del Estado. Y es que como dijo el Monarca con su habitual cachaza "hablando se entiende la gente".
viernes, 6 de junio de 2008
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