Todos la hemos visto desenvolverse en estos días en los pasillos parlamentarios con una lucidez admirable. He leido un comentario en el gratuito "20 minutos" ensalzando su labor parlamentaria que le permitió sacar adelante una proposición no de ley sobre el concepto de víctimas del terrorismo, incluyendo no solo al que sufre un atentado sino también a los que viven permanentemente coaccionados en su libertad ante la amenaza criminal de los asesinos. Aprovechandose del impass parlamentario, el desconcierto inicial de la legislatura y la falta de definición sobre los temas mas sensibles por parte del PSOE y PP, que partían de la base de la dificultad que tendría Rosa para sacar adelante su proposición, empezaron a mostrarle comprensión y aceptación transaccional mirandose de reojo unos a otros. Y al final en la negociación y con pequeñas modificaciones el texto pasó al plenario logrando el apoyo de todas las fuerzas parlamentarias salvo la de ERC (como no podía ser menos), comprometiendo al Gobierno socialista a elaborar una ley que amplíe los derechos sociales de las víctimas. Dice el periodista, "quienes menospreciaban a Rosa Diez van a tener que cambiar de opinión rapidamente". También hemos oido su encendida defensa de la lengua española, oficial en todo el territorio, y que es perseguida implacablemente en determinadas tierras (siguiendo el ejemplo del nacionalismo catalán que en esto como en tantas cosas marca el camino a otros), hablando alto y claro de discriminación, soliviantando al gallinero y a la claca socialista que pretendían acallarla pataleando y gritando, con valor ha denunciado los continuos abusos de los nacionalistas. Como dice ella, es un ataque a la libertad y derecho de la personas mas que un ataque al castellano. Dice la prensa, aunque esto es tremendamente relativo, que se está produciendo un trasvase inmenso de votos hacia las filas de Rosa Diez y que potencialmente habría mas que duplicado sus votantes, avanzando hacia el millón de votantes. Rosa Díez mide con precisión sus palabras y la imagen de modernidad (progresismo?), fotográfica, que explicita sus gustos y aficiones resulta encantadora. José Bono, un político de varias lecturas, presidiendo el Congreso le cerró el micro cuando apenas llegaba a los dos minutos y medio. El altercado le habia reducido el tiempo en un minuto, pero era igual y ella lo sabía, lo importante estaba conseguido, el impacto ante la opinión pública de una voz que suena diferente y que con su timbre nos convoca a todos.
jueves, 5 de junio de 2008
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