La felicidad se ha instalado en la llamada "casa común nacionalista". El gobierno socialista, comienza de nuevo a coquetear con ellos, haciéndolo por boca de Jose Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso que les ofrece "fórmulas estables de colaboración" que les podría llevar tras el verano a una especie de pacto de legislatura, o acuerdos en determinados asuntos del binomio socialista-CiU que garanticen a los primeros una mayoría parlamentaria en las Cortes. No hay cosa que agrade mas a los nacionalistas que esas afirmaciones de Ferraz o Génova sobre el sentido de estado de la formación nacionalista. Confundir el apoltronamiento partidista, de unos u otros, facilitado por los nacionalistas a cambio de concesiones sin fin, con una política de estado que como tal tenga continuidad histórica es de una ridiculez pasmosa. De nuevo los socialistas, cortos de vista hasta la extenuación, parecen echar por tierra la esperanza de un gran pacto nacional de reforma de la ley electoral que sitúe en su auténtica representantividad a la facción nacionalista, favoreciendo otra vez el entendimiento con los hijos de Pujol. Para los catalanes el acuerdo socioconvergente es una desgracia. El gabinete de propaganda de CiU nos hace llegar una encuesta en la que se aseguran una mayoría absoluta de 55 diputados poniendo sus resultados en la balanza de la previsible negociación. Y paralelamente Mas, que durante este tiempo ha intentado zurdir la desintegración de Convergencia dando fé de soberanismo patriótico frente a Duran, recibiendo la inesperada ayuda del socialismoso, señala que ha acabado el tiempo de "la lisonja y el piropo", realzando su figura entre el electorado. En TV3, la emisora amiga, Alonso abogaba por una legislatura tranquila que permita superar la situación económica, Mas tras reunirse con su Ejecutiva, contestaba "que mientras estuviera de oposición en Cataluña dificilmente podían colaborar en Madrid", contraatacando invitando a ZetaPe, a que abandone la comunidad a los nacionalistas "poniendo freno a la invasión competencial" (educación?, infraestructuras?), exige que se garantice en los presupuestos españoles del 2009 los acuerdos de financiación para Cataluña que recoge el Estatuto, y mayores inversiones del Estado en infraestructuras. Se ha puesto sobre la mesa un diseño de colaboración para el futuro, una propuesta de legislatura para la segunda etapa de ZP, que equivale al entreguismo de los catalanes. Si sigue adelante esa colaboración se dibuja en el horizonte un panorama no demasiado halagüeño. Convocatoria electoral a las autonómicas en Cataluña, y previsible triunfo de las fuerzas de orden del Régimen contraconstitucional. O sea sobre el nacionalismo, un mayor y refinado nacionalismo. Y mientras tanto es de imaginar que los populares haran la ola a los nacionalistas. El final, imprevisible.
miércoles, 4 de junio de 2008
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