He escuchado en todas las emisoras la invitación del ayuntamieno a subir este domingo a Monjuic a la fiesta del castillo. En los semaforos, y postes de la luz ocupados ahora siempre y no solo de forma puntual en periodo de elecciones como se hacía antes, sendos cartelones voltean al aire la convocatoria. Se le unen otros triunfalistas jugando con la expresión catalana "visc-a Barcelona", en donde podemos admirar a parejas o jóvenes de diseño que nos sugieren camaradería de la buena en esa convocatoria oficial. Al final, salvados los parentesis anteriores (palabras de Bono incluidas), se ha logrado con el rebomborio mediático previsible el asalto a un "reducto español" en la imagineria nacionalista. Ahora fuerzan la marcha para que el acto parezca un acto de conquista, consecuencia de la presión popular y no al contrario, la resultante del devaneo del gobierno ZP. Dicen, que el castillo será dedicado a la exaltación "de la paz", cuando todos sabemos que era una pieza mas que la gente aceptaba como parte importante de la Barcelona de siempre, que como botín de guerra ahora cae como fruto maduro en el cesto nacionalista. El bioecólogo Ramón Foch, cercano a ICV, autor de un proyecto que imbrica al castillo en la montaña, ha puesto el grito en el cielo ante la intención municipal de desmantelar el pasado, liquidando el Museo Militar, porque resulta un museo importante con piezas fundamentales para comprender la Historia catalana. Sables, piedras, mosquetes, fusilería, pistolas, ropa, pinturas, miniaturas, bosquejos, banderines, gorros, etc. que ilustran varios siglos de historia militar catalana. El sr. Hereu, lo ha dejado bien claro "el museo resulta insalvable". Muchos cañones, que airosamente te recibían cuando te acercabas al castillo se desmantelan y se trasladan a otros lugares de España, algunas piezas las reclaman poblaciones extranjeras, los amigos del museo ven con asombro la desaparición de una enseña ciudadana. El nacionalismo vive y crece, creando artificialmente conflictos que es lo que ha pasado con la historia del castillo. Ahora se abren caminos o senderos culturales (algunos existen), para acercar a los visitantes al cementerio colindante en la falda de Zona Franca, con rutas alternativas que te permitiran conocer (con explicaciones nacionalistas) los monumentos funerarios y sobre todo las tumbas de "nuestros proceres". Anecdoticamente se hará un estudio de la biodiversidad montañesa. Seguramente, en el castillo, en el foso de Sta. Eulalia (donde se fusiló a Companys), colocarán un monumento que será visitado obligatoriamente por nuestros escolares, y desde algún punto de las almenas se destacará el bombardeo de la ciudad por Espartero (liberal), callando que también lo hizo Prim, y que eso era cosa habitual en aquellos tiempos de guerras fraticidas. Es decir, exaltación de la patria ofendida, Cataluña por la crueldad intrinsecamente española, y finalmente victoria de los ofendidos históricos, y todo ello gracias a la presencia de ánimo de una clase política que se preocupa de las cosas importantes. Y ya sabéis, para el nacionalismo, lo que se dá es una conquista que no se cede y que no se quita. Resulta todo esto, patético.
viernes, 6 de junio de 2008
En Montjuic otro domingo de fiestorra
He escuchado en todas las emisoras la invitación del ayuntamieno a subir este domingo a Monjuic a la fiesta del castillo. En los semaforos, y postes de la luz ocupados ahora siempre y no solo de forma puntual en periodo de elecciones como se hacía antes, sendos cartelones voltean al aire la convocatoria. Se le unen otros triunfalistas jugando con la expresión catalana "visc-a Barcelona", en donde podemos admirar a parejas o jóvenes de diseño que nos sugieren camaradería de la buena en esa convocatoria oficial. Al final, salvados los parentesis anteriores (palabras de Bono incluidas), se ha logrado con el rebomborio mediático previsible el asalto a un "reducto español" en la imagineria nacionalista. Ahora fuerzan la marcha para que el acto parezca un acto de conquista, consecuencia de la presión popular y no al contrario, la resultante del devaneo del gobierno ZP. Dicen, que el castillo será dedicado a la exaltación "de la paz", cuando todos sabemos que era una pieza mas que la gente aceptaba como parte importante de la Barcelona de siempre, que como botín de guerra ahora cae como fruto maduro en el cesto nacionalista. El bioecólogo Ramón Foch, cercano a ICV, autor de un proyecto que imbrica al castillo en la montaña, ha puesto el grito en el cielo ante la intención municipal de desmantelar el pasado, liquidando el Museo Militar, porque resulta un museo importante con piezas fundamentales para comprender la Historia catalana. Sables, piedras, mosquetes, fusilería, pistolas, ropa, pinturas, miniaturas, bosquejos, banderines, gorros, etc. que ilustran varios siglos de historia militar catalana. El sr. Hereu, lo ha dejado bien claro "el museo resulta insalvable". Muchos cañones, que airosamente te recibían cuando te acercabas al castillo se desmantelan y se trasladan a otros lugares de España, algunas piezas las reclaman poblaciones extranjeras, los amigos del museo ven con asombro la desaparición de una enseña ciudadana. El nacionalismo vive y crece, creando artificialmente conflictos que es lo que ha pasado con la historia del castillo. Ahora se abren caminos o senderos culturales (algunos existen), para acercar a los visitantes al cementerio colindante en la falda de Zona Franca, con rutas alternativas que te permitiran conocer (con explicaciones nacionalistas) los monumentos funerarios y sobre todo las tumbas de "nuestros proceres". Anecdoticamente se hará un estudio de la biodiversidad montañesa. Seguramente, en el castillo, en el foso de Sta. Eulalia (donde se fusiló a Companys), colocarán un monumento que será visitado obligatoriamente por nuestros escolares, y desde algún punto de las almenas se destacará el bombardeo de la ciudad por Espartero (liberal), callando que también lo hizo Prim, y que eso era cosa habitual en aquellos tiempos de guerras fraticidas. Es decir, exaltación de la patria ofendida, Cataluña por la crueldad intrinsecamente española, y finalmente victoria de los ofendidos históricos, y todo ello gracias a la presencia de ánimo de una clase política que se preocupa de las cosas importantes. Y ya sabéis, para el nacionalismo, lo que se dá es una conquista que no se cede y que no se quita. Resulta todo esto, patético.
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