La obediente prensa catalana sale al quite de las necesidades de su clase política, clamando por "La dignidad de Cataluña". Con ese editorial compartido, EL PERIODICO, LA VAN-GUARDIA, EL PUNT, AVUI, DIARI DE GIRONA, LA MAÑANA, SEGRE, DIARI DE TARRAGONA, REGIÓ 7, EL 9 NOU, DIARI DE SABADELL y DIARI DE TARRASA, hacen una interpretación sesgada de la Constitución, del Estatut y la de voluntad ciudadana, reclamando una serie de derechos para el catalanismo que acabarían con el pacto constitucional del 77. Estos diarios beneficiarios de subvenciones directas o indirectas, la mayoría en crisis económica, han modificado su cuerpo de redactores, capital (que en algunos casos es institucional) y línea editorial ajustando su información al poder autonómico; son ellos los cómplices necesarios en la construcción del Oasis o lo que es lo mismo favorecer una sociedad virtual en donde nunca pasa nada y que se arrastra hacia el futuro en silencio, con las ideas valladas por un catalanismo sectario que prefiere un elector ignorante y obediente a un ciudadano libre; esta prensa quiere convertirnos en vasallos de una política en la que son cortesanos. En estas circunstancias estos papeluchos boadellanos ponen toda la presión del mundo para restar libertad al alto Tribunal; siguen la voz de su amo, y lo hacen de forma concertada sin ningún complejo legal ante el hecho irrefutable de que el propósito de su unión sirve a la clase política para llamando al pueblo a la segregación demostrar ser representantes auténtico que responden a supuestas programas de gobierno; atacando sin piedad a un poder fundamental del estado en su independencia hacen una afrenta a la ley. El editorial ataca al Constitucional por convertirse de en cuarta cámara confrontada con el Parlament, las Cortes generales y la voluntad del pueblo expresada en las urnas (¿?), deslegitimándolo por su propia composición (habla de sordidez entre el gobierno y la oposición en su aplazada renovación) para decidir sobre el Estatut (dejan caer de pasada que por respeto a la justicia superior a la que ésta se tiene a sí misma no hablan de la tardanza en emitir una resolución). Siguen, acusando a una parte del Tribunal Constitucional de mantener posiciones irreductibles en el reconocimiento de Cataluña como nación, así como de los símbolos, el derecho y el deber de conocer la lengua catalana (cuando lo que se discute es lo de lengua común o bioficialidad idiomática), la nuevas competencias judiciales y las relaciones entre Estado y Generalitat (eufemismo que esconde las relaciones bilaterales). Acusa a esos miembros de ser enemigos de la globalización, del progreso, "manteniendo las costuras del viejo estado nación". Avisan que hay una gran preocupación en Cataluña porque los españoles nos perciben airadamente por nuestra identidad, instituciones, estructura económica, idioma y tradición cultural (engañan a concienda a los ciudadanos puesto que los españoles, al contrario, se sienten afortunados y felices por la diversidad de nuestra pátria). Continúan con el manido antimadridismo capitalino, la fingida solidaridad, el pago de impuestos, para decir: En estos momentos los catalanes piensan sobre todo en su dignidad, conviene que se sepa. Lloriquean al TC para que atienda las demandas de mayor autogobierno de un viejo pueblo europeo (somos diferentes, claro), recordándole que la virtud jurídica por excelencia es la prudencia. Terminan dirigiéndose a todos los españoles, que nadie se piense que Cataluña es débil, está postrada y dispuesta a asistir impasible al deterioro de su "dignidad", y acaban "Si es necesario, la solidaridad catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable". Todo está programado, se reunirá el Parlament, se reunirán todas las fuerzas políticas, concertarán respuestas, alguna manifestación, algún pronunciamiento común. ¿Y qué?, los experimentos estatutarios con gaseosa, y si al final la justicia si se impone desactivará toda la parafernaria de un poder corrupto que trabaja a espaldas de la ciudadanía, garantizándonos la convencia democrática futura. No me cabe duda, esta editorial, responde a los viejos criterios franquistas de agitar y vocear una información manipulada, o lo que es lo mismo, taparle la nariz a la sociedad para que trague. ¡Mamones!
jueves, 26 de noviembre de 2009
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