martes, 10 de noviembre de 2009

Unas columnas por un puñado de euros

Al final parece que el nacionalismo impenitente consigue uno de sus objetivos mas preciados, colocar las columnas de Puig i Cadafach detras de la Fuente Mágica de Buigas (encantadora en sus juegos de colores, formas y acordes musicales) en la que se conoce como plaza del Marqués de Foronda, entre los palacios feriales de Maria Cristina y Alfonso XIII; las columnas que se haran de piedra picada y amoldada (del color de la piedra de Montjuïc) serán de unos veinte metros de altura por dos y medio de diámetro; se arreglará el suelo de la plaza y se ajardinará; será en definitiva otro gran monumento a la catalanidad, un aplauso a la iniciativa emprendedora de sus ciudadanos, una marca de distinción y un símbolo independentista a añadir a los muchos que afean nuestra ciudad; en los dos sentidos, si subes desde Plaza España o utilizas como mirador el Palau Nacional, el panorama de la montaña o de la ciudad quedará impactado por esa imagen de las cuatro barras dóricas. El diario AVUI recoge la noticia en la forma triunfalista que acostumbra informando que la remodelación se hace gracias a la presión de ERC que condicionó su apoyo a los presupuestos municipales de este año a que se concretase el proyecto. Los partidos catalanes hablan de que en siete meses se acabarán las obras, aunque los arquitectos Roselló-Santgenís, autores del proyecto aseguran que eso no será posible porque falta el concurso para adjudicar las obras a un constructor. La presión ciudadana la ha ejercido una denominada Xarxa d'Activitat Civiques i Culturals, un simple pretexto del circo nacionalista ante la opinión pública. Originariamente las columnas eran un monumento a la catalanidad encargado por la Mancomunidad en tiempo de la Exposición Universal, pero a los pocos años siendo Presidente de la misma precisamente el sr. Puig i Cadafalch fueron mandadas retirar por el general Primo de Rivera al triunfar el golpe militar del 23; es por tanto para el independentismo una restitución a un agravio anterior. Las reconstrucción costará dos millones de euros contados de principio. Los barceloneses que según encuestas en un 90% desconfiamos de nuestros políticos, temblamos ante la loca generosidad con que echan mano de nuestro dinero. No se encomiendan ni a Dios ni al diablo, ni les interesa nuestra opinión, sencillamente hacen país, construyen nuestro futuro a su gusto, o lo que es peor, a su imagen y semejanza.

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