lunes, 21 de diciembre de 2009

Conmemoraciones nacionales

Es algo equivalente al sueño fascista: repiten leyendas, sueñan con una realidad imaginaria, multiplican la simbología y se inventan la historia; es el viejo dicho "basta repetir una mentira mil veces para que acabe convertida en una verdad aceptada mayorítariamente". Para vergüenza nuestra el pasado sábado en el Salón de San Jordi del Palau de la Generalitat (magno recinto engalanado para la ocasión) presidido por una senyera se conmemoró el 650 aniversario de la 1ª institución catalana; los machambreros de la historiografía catalana se remontan, entiendo, a Berenguer de Cruïlles (gran inquisidor religioso) al que se le encomienda presidír una especie de organismo recaudatorio al servicio del rey en las Cortes medievales celebradas en Cervera (Lérida) en 1359. El señor Montilla enumerado 128 presidente de la institución, arropado por el Parlament, el mundo nacionalista (no falto el President Pujol) y el PSC habló a los asistentes asumiendo "la herencia moral y política de los presidentes Tarradellas, Irla, Company y Macià para reclamar algo que no es un capricho sino un sentimiento mayoritario entre los catalanes"; afirmado en la solemnidad del acto, Montilla enfatizó "en Cataluña democracia equivale a autogobierno" frente a los que aseguramos que la dictadura es la forma natural de manejar la cosa publica por el catalanismo actuante; para el President de la Generalitat "la voluntad de autogobierno forma parte de la esencia catalana que nos define como pueblo" (gran perogrullada). La continuidad histórica es la razón que le hace dirigirse a los miembros del TC para demostrar el carácter nacional de Cataluña y por lo que aparecen en el preámbulo del Estatut "los símbolos nacionales de Cataluña" y la palabra nación; la continuidad histórica y la vigencia de la Generalitat se manifiestan a través del Estatut de 2006 (y dicha tamaña tontería se queda tan tranquilo). Desde luego, en esta corte de los milagros parafascistas se incluyen también los recursos poéticos de nuestro insigne y cultivado procer "No estamos reivindicando un reconocimiento constitucional, estamos definiendo una realidad que hunde sus raices seculares y renueva constantemente la savia de la que se alimenta" o copiando a Serrat "Cataluña, patria pequeña y tranquila dispuesta a rebelarse cuando se la niega o se pretende traficar con lo que quiere ser" (LA VANGUARDIA). En referencia a la conmemoración del 650 aniversario, argumento incontestable sobre la realidad nacional y "una responsabilidad para aquellos que nos han de suceder" (todos los dirigentes políticos exultaban ante las palabras del líder). Como no podía faltar nos rayó con el manido discurso "de la lengua y cultura milenarias" (digo yo, pretenderán competir con el sanscrito en antigüedad) concretadas en el nuevo Estatut, comprometiéndose a defenderlo con realismo, ambición y tenacidad. A los que pensamos que la España de los Reyes Católicos es la primera nación (edad moderna) en el ámbito europeo y mundial nos revienta esa continúa amenaza de los nacionalistas catalanes: Montilla ubica el Estatut en su constitucionalidad, por eso avisa: la fuerza de una sociedad se refleja en la de sus instituciones, por eso "estamos comprometidos a respetar, tanto como a exigir que se nos respete" (el de Iznajar sueña con un Estado vacío de contenido al que llena de pleno con sus palmeros, bilateralidad, plenitud jurídica, financiación plena, etc.). Y naturalmente, todo terminó entonando los asistentes a voz en grito "Els Segadors" (el himno nacional de Cataluña).

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