domingo, 27 de diciembre de 2009

Una sentencia previsible

El gobierno socialista actuando partidariamente en nombre y defensa exclusiva de los intereses de su organización parece que ha decidido adelantarnos como regalo de Reyes la esperada resolución del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Se desconoce la manera en que estos acuerdos se filtran con antelación al Ejecutivo pero las apariencias indican que hay una especie de comunicación entre ambos poderes para ofrecernos después de tres años y medio "una sentencia ejemplar" en términos democráticos (que enaltece a las altas instituciones del Estado). Zapatero, ironiza, que dicha sentencia estará a disposición de la ciudadanía pasado mañana y su vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega "aventura" que lo será antes de la primera quincena de enero; además en un tono ejemplarizante (y desmovilizador) airean que en estas fiestas navideñas ellos están al pié del cañón (como Agustina de Aragón) con total dedicación en defensa de nuestra libertad; el Presidente ZP, en apoyo de Montilla y sus hombres, repite una y otra vez la consigna oficial del PSC, "el Estatut es constitucional y si se repitiese la ocasión volvería a apoyarlo"; hoy es una Ley Orgánica (desarrollada en un 70%) tramitada en el Parlament catalán, ratificada por el español y aprobada en un referendum impopular y abstencionista por la ciudadanía de Cataluña (la inacción del TC durante tanto tiempo ha contribuido en gran medida a su legitimación); el ridículo, el fracaso y oportunismo político, el debilitamiento del pacto constitucional del 78 se vuelven en contra del socialismo oficial (aquel que vive parasitario de las administraciones públicas) en el momento definitivo en que se espera el pronunciamiento del TC; los socialistas catalanes en pugna por el espacio nacionalista necesitan una confirmación legal de su acción gubernamental para tener sus opciones en las próximas elecciones autonómicas (en este juego las aspiraciones o deseos de la población pasan a un plano secundísimo); en ese sentido Zapatero entiende la política como un rifi rafe acotado a los intereses cerrados de los partidos (en su ámbito territorial correspondiente), por lo que el pronunciamiento del TC puede acarrear declaraciones más o menos radicales, algunos titulares en los diarios, opiniones periodísticas, alguna manifestación simbólica y poco mas, es decir el equivalente a una tormenta en un vaso de agua; Zapatero, cuyo idea de nación española era la de un concepto discutido y discutible cuya duda extiende ahora a la de nación catalana que aparece en el preámbulo estatutario (por lo que carece de sentido la polémica). El Ejecutivo nos asegura que la sentencia del Constitucional será de las llamadas "interpretativas", que sirven para un roto o para un descosido, dando satisfacción a todas las partes pudiendo dar margen al juego político (a la farsa acostumbrada). Y aunque la sentencia no avale en su plenitud al Estatut, los socialistas se frontan las manos, porque la misma permitirá (tal y como dijo Montilla) a los socionacionalistas catalanes utilizar otras vías político-jurídicas que hagan posible la concreción última de la totalidad del texto estatutario. El texto completo del Estatut y su interpretación particular será salvado finalmente por la Generalitat con la complicidad expresa de un PSOE y su mayoría parlamentaria. Y así algunos ciudadanos de este país tendremos que aceptar las Reglas por "imperativo legal" (con nosotros que no cuenten en la destrucción del Estado democrático).

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