miércoles, 9 de diciembre de 2009

Nuestro periodista estrella

Mantengo el criterio de que la huelga es el último recurso cuando fallan otros en las negociaciones laborales; no es una cosa emocional ni gratuita, es una medida de fuerza, solidaria, que es reconocida como derecho laboral en nuestra Constitución. Otra cosa son la provocaciones ocultas, la falta de criterio sindical o las medidas políticas que pueden adoptar ciertas autoridades que en ocasiones conducen a la pérdida del puesto de trabajo o al fracaso reivindicativo. La huelga de hambre, colectiva o individual (de Juana Chaos la adoptó) es una forma extrema de lucha que si se mantiene como presión termina con la muerte; hablamos en este caso de Aminatu Haidar, militante saharahui, que languidece en el aeropuerto de Lanzarote con la connivencia criminal de los gobiernos marroquí y español, ella no acepta una voluntaria petición de perdón al tirano marroquí ni tampoco la nacionalidad española, ella lo que quiere es volver a el-Aaiun junto a su familia de donde ha sido exiliada a la fuerza. Arcadi Espada la acusa de practicar un chantaje intolerable a un Estado democrático, una medida de fuerza de carácter terrorista. De entrada, dice, ante esta clase de conflictos (HH) los Estados deberían defender la libertad individual aunque el individuo esté decidido a llegar hasta el final, sería el derecho de un suicida a ejercer su voluntad suprema. Según el periodista mito esa forma extrema de extorsión plantea un problema moral al que pudiendo evitar un suicidio está obligado a adoptar una actitud idónea que él personalmente no puede determinar. Desde su columna en el diario EL MUNDO ataca a aquellos huelguistas que colocan en medio de la refriega a los niños, como él cree ha hecho Aminatur (la cual ha hecho saltar por los aires cientos de códigos deontológicos). Así pues, Arcadi remacha, un Estado ni desde un punto de vista ético, ni desde un punto de vista legal puede permitir el pulso de la activista saharaui. Lo que deben hacer las autoridades es alimentarla a la fuerza, ya que un régimen democrático no puede aceptar una huelga de hambre, o lo que es lo mismo, una forma de activismo político que el Superman de la racionalidad califica de violencia contra el Estado. Mira por donde nuestro gran Curro Moratinos ya tiene quien le defienda. Y las mafias rumanas pueden traficar con la miseria de mamás y niños de pecho que nos abordan en cada esquina de BCN, con la discrección de la prensa que por lo visto las considera mobiliario urbano. Los hijos de Aidar han escrito una carta a los niños del mundo en defensa de su madre (tienen madre), los otros son objeto de la explotación, miseria y muerte en forma impune. De qué vamos.

No hay comentarios: