Desde hace años los barceloneses tenemos el honor de vivir en la ciudad mas cara de España; lo es no sólo por el valor del suelo que continúa permitiendo la generación de grandes plusvalías al capital inmobiliario, sino también por el coste de los servicios y el de los productos básicos de primera necesidad (lo que ha generado la instalación de infinitos comercios al por menor que gestionan inmigrantes de última generación); no hay actividad humana que no arrastre una tasa municipal o una multa (sufrimos una ordenanza cívica municipal que penaliza desde la prostitución callejera hasta el monopatín, y que pasa por el castigo a los graffiteros y otros gamberros que dañan o ensucian el mobiliario urbano); zonas verdes con parquímetro que obligan a los vecinos a pagar una cuota semanal y zonas azules que le cuestan al transeunte el equivalente a un garaje minutado. Como excepción las autoridades locales y autonómicas conviven en tácita paz con el movimiento okupa que siguen extendiendo sus redes impunemente por toda la ciudad. El ciudadano corriente sufre la presión recaudatoria boquiabierto ante las noticias de prensa que informan que se imparten órdenes y amenazas a los agentes del orden para cubrir unos mínimos recaudatorios imponiendo multas por doquier. La última cacicada tiene que ver con la subidas del transporte público que se anuncian para enero-09 (año tras año se incrementan por encima del IPC); las nuevas tarifas aprobadas por la Autoridad del Transporte Metropolitano suponen subidas del billete sencillo (1ª zona) de un 3,7% (costará 1,40 eu) a pesar de que en la actual situación económica de recesión con el IPC negativo (-1,2%) lo normal sería, como mínimo, haber congelado precios (los sindicatos además denuncian la reducción de plantilla y el aumento de las horas de trabajo); la excusa política desborda populismo: los gestores de la ATM justifican dicho aumento porque han puesto en marcha la tarjeta T-12 (menores de esa edad que pagan 35 eu/año) que supone 8oo mil viajes al año y la tarjeta familiar (T-M, T-T y T-Jove) que tiene un descuento del 20-50% (en cumplimiento de una sentencia judicial recurrida por la Generalitat); la ATM (formada por un consorcio de Generalitat y ayuntamientos de la CMT) rizan el rizo justificatorio de esta nueva revisión tarifaria haciendo una declaración en la que se subrayan las mejoras introducidas en la red de transporte público (metro, bus, tranvía, tren, etc) como la inauguración este pasado domingo (a la vez que se celebraban las consultas independentistas) del primer tramo de la L-9 (Montilla declara que los socialistas hacen, construyen). Y mientras los nacionalistas siguen en su presión al Estado para lograr los traspasos en los transportes de cercanías de RENFE exigiendo inversiones previas indeterminadas (el otro día todo quisqui denunciaba retrasos en la C49 por avería a causa de obras) la gran compañía nacional de transporte de pasajeros anunciaba una subida del 7% (incluido IVA) en los trenes de cercanias y regionales; estas subidas que superan claramente la inflación contrasta con la exigencia liquidacionista del nacionalismo que viene hablando de una congelación de precios en Renfe para terminar de apuntillar la dirección regional de la empresa. En definitiva, por encima y superando el combate independentista y sus razones, los que pagamos estos procesos somos los títulares del carnet inocente de Santa Pagania: los sufridos e ignorados contribuyentes.
jueves, 17 de diciembre de 2009
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