De entre todas las fuerzas políticas catalanas, CiU es la que camina mas segura hacia el triunfo electoral en las consultas autonómicas y municipales; les basta observar a los equipos de gobierno en el trabajo diario y esperar la caída del fruto de tantas decisiones aberrantes que afectan a la sociedad, en el saco nacionalista. El programa electoral de la federación gira en torno a un "supuesto" centrismo que no está exento de contradicciones flagrantes; ofrecen a ZP un Pacto de Estado en Madrid y en BCN eluden al tripartito de Montilla, ofreciéndose socialmente como la organización responsable que levantará al país, dignificará sus instituciones, normalizando la vida diaria. Ese centrismo o moderación va intrinsecamente unido en la ideología nacionalista a la progresiva suelta de amarras de los pontones españoles; sus dirigentes recalcan "CiU es la misma de siempre, estamos abiertos a los pactos. Estamos donde estábamos y desde mucho tiempo no nos movemos del mismo sitio. Si las propuestas de Montilla son buenas CiU no será un obstáculo. Montilla tiene en sus manos articular un frente catalán" y el sonsonete agrada a los maltrechos oídos de la gente, aunque el mensaje tiene muchas caras desconocidas para la bondad (conseguir un frente catalán para discutir con Madrid es un medio táctico para el separatismo de fondo). El ladino ex-presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, hoy con algunos pelos en la lengua ataca sutilmente el fortín del PSC, poniéndose del lado de Ernest Maragall, intentando agravar las tensiones internas en ese partido; poco le importa al personaje la injerencia en los asuntos internos de otra formación (imagínense como serían juzgadas en Cataluña las opiniones de algunos políticos españoles apartados de las primeras líneas de fuego), él esta por encima del bien y del mal, convertido en el arquetipo de buen gobernante capaz de conseguir permanentes ventajas para sus paisanos; dice Pujol "soy partidario de que el PSC tenga grupo parlamentario propio en Madrid (sería bueno para el PSC y para Cataluña)", recordando seguidamente que era una de las consecuencias del 23-F que pagó Cataluña, "el hecho va unido a la propuesta de Loapa que supuso una gran reserva frente al hecho autonómico catalán"; esta reflexión del líder carismático enlaza con la propuesta de Mas de formar un frente catalán en Madrid contra la subida del IVA; Jordi Pujol edulcora sus andanadas confiando en que el debate en el Parlament (hoy) las propuestas de su partido sean bien acogidas por la Cámara, siempre "dentro de las limitaciones competenciales que tiene el Govern". En esa actitud de desgaste del adversario, en ese dejar hacer sin abandonar la pose centrista de "colaboración institucional" avanza la Federación hacia su victoria mas sonada. Si las espectativas de estos señores se confirmarán recibiríamos un serio puntillazo y acarrearía innumerables conflictos de convivencia futura.
jueves, 25 de febrero de 2010
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