lunes, 22 de febrero de 2010

Los verdes, cuatro veces amarillos y rojos.

El nuevo secretario general de ICV es una joya que nos hará rememorar grandes historias; si Joan Saura acumulaba un poder (por miedo a sus camaradas), Conseller de Interior y de Relaciones Institucionales, que a la postre le ha perjudicado sacando a la luz sus incapacidades en mil decisiones desafortunadas, el neonato Herrera (enemigo interno del otro) parece dispuesto a superarlo; si Saura se ha convertido en una especie de alfombrilla (que cuando toca hay que sacudir) del excelso Montilla que preeminente le corrige sus desaguisados habituales (allá va Saura cabizbajo imitando el pasito cruzado y suave de su excelencia), su sustituto, Herrerita, saca la cabeza asustadiza de muchachote de "izquierdas" para reivindicarse como fuerza indispensable del tripartito en el porvenir. El pasado sábado aprovechó para definir a su formación "como la única fuerza catalanista que aglutina a independentistas y federalistas. El monopolio nacionalista, incluso el monopolio soberanista se ha roto, ya no lo ostenta ninguna organización en particular sino todos los que formamos parte del catalanismo"; este cachorro ecopijosocialista (procedente de las juventudes comunistas) no enarbola prioritariamente la justicia social, el socialismo con rostro humano, la libertad como objetivos estratégicos sino la prosaica sociedad nacionalista, exclusivista e intransigente del populismo; y probablemente también las lechugas y tomates, las vacas, el rompehuesos, las lagartijas y el gorrión como complementos de esa Bucolia territorial totalitaria e integradora a la fuerza. Joan Herrera incide en que ICV ha defendido siempre "el derecho a la autodeterminación para Cataluña" así como el derecho a decidir de los catalanes; postula para su federación el protagonismo en la defensa, confección y desarrollo del Estatut "el Estatuto da miedo a la derecha españolista porque sí es vinculante y no tiene nada de simbólico y está cambiando las reglas de juego por la vía de los hechos aunque sea a martillazos". Este catalanista converso deja su puesto de diputado en manos de Nuria Buenaventura (exalcaldesa de Rubí) para preparar su candidatura en las autonómicas de dentro ocho meses. El talante del personaje me explica mi amigo Armando (sindicalista sin adscripción de causas imposibles) lo da la siguiente anécdota: -Fui con un grupo de sin papeles a tener una entrevista con el diputado Herrera. Estuve esperandole. Se acercó en bici al local de ICV; aparcó frenando la rueda anterior en una pirueta. Me acerqué y le pedí una entrevista; después de una hora de espera me recibió en su despacho. Lo primero que me dijo fue: -Pero tu, sabes con quién estas hablando. Yo soy un sr. Diputado a Cortes al que hay que tratar con el debido respeto, solicitando una entrevista con la correspondiente antelación. Mi amigo contestó: -Y tú, sabes quién soy yo. Me llamo Armando Varo y tengo el trasero pelado de luchar desde mucho antes de que nacieras. La entrevista se cerró en la discusión y sin resolver nada. Joan Herrera, diputado por ICV-EUiA, aparca la utopía socialista y se centra en la prehistórica lucha tribal, abandona el internacionalismo y abraza el catalanismo. Si Joan Saura ha sido un desastre para la izquierda real, lo que nos ofrece el delfinato es algo mucho peor, sumar sus energías a la construcción nacional de la Cataluña misteriosa. Estábamos en Málaga y acabamos en Malagón.

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