miércoles, 24 de febrero de 2010

Un proyecto nacional

Aunque muchas empresas catalanas participan en otras sociedades de aviación civil, no cabe duda que el gran proyecto nacionalista se centra en la adquisición de Spanair a la sueca SAS por el simbólico precio de 1 euro en una operación de largo alcance que aspira a convertir el aeropuerto del Prat en el principal centro conector del sur de Europa; la compra de la sociedad nórdica que ya se integra en la Star Alliance (que encabeza Lufhtansa) sería uno de los instrumentos para conseguir esos objetivos (el otro son las importantes inversiones del Estado en la T-2). La compraventa se realizó en una cena en la Cámara de Comercio de BCN a finales de marzo del año pasado, acordando los nuevos propietarios una ampliación de capital de 100 mill/eu participados para superar las pérdidas: Iniciativas Empresariales Aeronáuticas, IEASA (compuesta por una quincena de empresarios catalanes que aportan a partes iguales 20 mill/eu con el 20% del accionariado, la Generalitat y el Ayuntamiento 12 mill/eu cada uno con el 10% de las acciones, el Consorci de Turisme con el mismo peso, un grupo de empresarios turísticos, hoteleros, la Fira de BCN, con otro 10% de las acciones y otros). Ha transcurrido casi un año y los malos resultados multiplican las pérdidas con lo que el proyecto político catalanista hace aguas por todas las costuras. El fracaso empresarial ha sido subsanado inmediatamente por nuestras autoridades políticas: Spanair vuelve a recibir ayudas: la Banca le concede un crédito de 50 mill/eu a atender según las necesidades de la compañía, las instituciones públicas se comprometían a cubrir la misma cantidad en efectivo (mediante la empresa Avança del Departament d'Innovació, Fira de BCN y Parc Logístic (Albertis y Consorci de Zona Franca) contando con un aval del Institut Català de Finances; el procedimiento tiene sus fases: el ICF entrega inmediatamente 8 mill/eu, un pool de bancos y cajas hará lo propio con 32,5 millones, 10 millones de crédito se aportarán mas adelante (La Caixa, Sabadell, Caixa Catalunya, Santander, BBVA, Banesto); la Generalitat pasará a controlar el 15% del accionariado de la aerolínea catalana. Las autoridades han facilitado el acuerdo con los tripulantes para despedir a 117 pilotos, 75 empleados de cabina y la degradación de 70 comandantes (Spanair se asegura así un ahorro de 100 mill/eu anuales), anteriormente un ERE afectó a 775 trabajadores. Los malos resultados han impedido el propósito inicial de renovar la flota y muchos accionistas se plantean hoy recuperar sus aportaciones iniciales; se mastica el drama empresarial. El Consell Executiu de la Generalitat tiene sobre la mesa un problema, dejar o seguir apoyando con dinero del contribuyente ese gran proyecto nacional de convertir el Prat en un hub internacional de primera magnitud capitaneado por una gran línea aéreo-comercial, semipública, que arrase el privatizado mercado nacional (hasta dominarlo de forma irreversible) monopolizando en la península esa forma de transporte. El nacionalismo no descansa nunca (aunque tienen un problema vital, el malhadado nombre de la compañía).

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