
La creación del obispado de
Barbastro-Monzón al que se incorporaron las
parroquías de la Franja (111) hasta entonces
dependientes de la autoridad pastoral de
Lérida viene arrastrando un conflicto colateral de proporciones cósmicas; su origen se produce al reclamar desde
Aragón, 113 piezas religiosas catalogadas a pueblos de su circunscripción pirenaica, a los fondos del Museo Diocesano de
Lleida. El tema parecía cerrado con la resolución vaticana de que correspondía trasladar dicho tesoro a
Barbastro; ambos obispados
reverentemente aceptaron la disposición superior (creo entender que intervino el nuncio de su Santidad en España monseñor
Monteiro de Castro) estableciéndose en 30
dias el plazo de la devolución; el
nacionalismo, reticente, puso el grito en el cielo bajo el
paragüas de varias excusas, afirmándose en le propiedad (la mayoría de las piezas las
habia recogido el obispo
Messeguer, hace mas de un siglo,
sustrayéndolas de las aldeas de la Franja),
conservación catalogada, unidad del Museo (las piezas quedarían en depósito en
Lérida), disgregación del patrimonio cultural catalán, la titularidad del Museo corresponde a un Consorcio, etc.; han pasado muchas aguas bajo los puentes y la Diputación General de
Aragón que parecía entenderse con la
Generalitat en su condición correligionaria, mosqueada por las continuas dilaciones catalanas, amenazó con recurrir a la vía civil (a nivel nacional en atención al Concordato con el gobierno Vaticano el Gobierno de
ZP decidiría), sin dejar de lado una reclamación patrimonial en los juzgados (la iglesia aragonesa era reticente al enfrentamiento);
Marcelino Iglesias presidente de la
DGA,
demagógicamente en un acto público anunció "
Siempre hemos dicho que acudir a la vía civil es prolongar este estado de cosas, por eso hemos decidido ir por lo penal contra todas aquellas personas o entidades que se oponen a la devolución de nuestro patrimonio";
paralelamente los servicios jurídicos aragoneses estudiaban emplear un
procedimiento contencioso-administrativo contra el Consorcio del Museo de
Lérida (
Obipado,
Generalitat, Diputación,
Ayuntamiento). El nuevo obispo de
Lérida,
Joan Piris, ha trastocado ese clima de serenidad tomando la iniciativa a través de la asociación Amigos del Museo Diocesano de
Lérida al presentar una reclamación en el Juzgado de Instrucción nº 4 de
Lérida, para que se la justicia civil la que determine la propiedad del patrimonio (el obispado se refugia en la autonomía del Museo para no restituir las piezas a
Aragón) por encima de las
disposiciones vaticanas;
asombrosamente, la
diocesis de
Lérida vuelve sobre sus pasos y comienza a argumentar que tiene documentos históricos que certifican su titularidad sobre dichos bienes adquiridos legalmente hace decenas de años; su portavoz indica "
no entendemos porqué hasta ahora no se han aportado los documentos demostrativos de que la adquisición de las obras de arte se hizo a través de compra, permuta o gratificación". El prelado de Barbastro, rvdo. Alfonso Milian contesta "el obispado de Lérida desmiente la sentencia del Tribunal Superior de la Signatura Apostólica en la que solo le reconocía su condición de depositario" ; hasta ahora Pirís habia justificado la tardanza en el retorno patrimonial a las trabas que le imponía la Consellería de Cultura de la Generalitat, pero la posición oficial de la Iglesia de poniente siempre ha sido acatar sin dudarlo la resolución vaticana (2007) única competente en el asunto de la propiedad de las obras de arte entre distritos eclesiásticos; ahora cínicamente subraya "que si el juzgado se declara competente en el litigio, la decisión se aceptará por respeto a la Constitución y el respeto a las decisiones judiciales que acatamos". ¡Vivir para ver!: de forma invisible, seguramente por gracia y en virtud del Espíritu Santo, inspirador de nuestra jerarquía religiosa estamos viendo renacer a la Iglesia nacional catalana, parte inseparable de nuestro cuerpo territorial independiente. ¡Que ilusión!
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