domingo, 4 de abril de 2010

El cine

Era a mediados de octubre cuando el Departament de Cultura de la Generalitat hizo público su controvertido anteproyecto de Ley del Cine en Cataluña; en dicho documento se decía claro que "Las Filmoteca de Cataluña debería transformarse en una Sociedad Mercantil" y días después ante la protesta del sector se retocaban los papeles dejando de mencionar su carácter societario. De todas maneras se mantienen las alertas ya que en el Presupuesto del Institut Català de les Industries Culturals para el presente año, que aparece en la red se habla de "la constitución de una sociedad mercantil como objetivo estratégico para la gestión de la Filmoteca", lo que ha movilizado a los trabajadores de la Filmoteca que unánimente firmaron un escrito rechazando esa posibilidad y reclamando al Conseller de Cultura "el cese de ese intento privatizador". Posteriormente se ha extendido la recogida de firmas entre la gente de nuestro cine y el ciudadano corriente; firman el manifiesto Isabel Coixet, Pere Portabella, Llorenç Soler, Enrique Monterde y Romà Gubern, la Universidad de BCN, otras entidades y mas personalidades del cine, que rechazando el proyecto proponen que "la naturaleza jurídica de la institución sea homologable a la de otras filmotecas similares del país o del extranjero"; dicen los expertos que los archivos y videotecas de la futura filmoteca son patrimonio de toda la comunidad y su conservación lo garantiza mucho mejor una entidad pública y democrática, advirtiendo que una sociedad particular "sería razón suficiente para ser excluidos de la Fédération Internationale des Archives du Film dejándola absolutamente desprotegida". La decisión de separar físicamente el archivo (en Tarrasa se conservarían y restaurarían las peliculas) de la Sede central (en el núcleo duro del Raval) en donde se enseñaría, habría salas de exposición, biblioteca, videoteca, museo y ciclos artísticos, plantea otro tipo de problemática: la de su independencia respecto a los poderes públicos y la de su unidad funcional. En todo esto aletea el intervencionismo nacionalista en un arte que forma parte de nuestra cultura común; y no cabe duda que la intención última está en conceder "esta perla de futuro" a entidades sociales afines o creadas exprofeso con el objetivo de subvertir la realidad. Para el afamado director ruso, Eisenstein, el arte es un sismógrafo muy sensible que hay que conservar con especial cuidado; es por ello que si me dan a escoger entre una Sociedad patrocinada por el nacionalismo del signo que se quiera y una entidad pública prefiero una Filmoteca de ese carácter y democraticamente contrastada, asequible a sus trabajadores y a la ciudadanía en general.

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