En el Reino Unido en donde se dá el régimen participativo mas antiguo y consolidado del mundo han hecho suyo el aforismo "la democracia es el menos malo de los sistemas politicos conocidos" con lo que resuelven de un plumazo los graves defectos del constitucionalismo democrático: distorsión de la realidad, corrupción política y económica, incumplimientos programáticos, mala gestión de los asuntos públicos, desatención a las necesidades ciudadanas y un largo etcetera; el peor sin duda recae en la responsabilidad individual del ciudadano que se supedita a la bandería partidaria de la masa, el engrillatamiento de la libertad personal a manos de las consignas del Partido con el cual nos sentimos unidos sentimental o familiarmente de forma sectaria, dejando las decisiones personales de resonancia pública en manos de los nuevos sacerdotes salvapatrias. Con tanto poder, las organizaciones políticas se han convertido en maquinarias despiadadas de conquista electoral, comisionadas espléndidamente por el Régimen del que son parte esencial, se mueven ideológicamente a salto de mata de las últimas encuestas. En ausencia de un pensamiento político propio los aparatos organizativos respectivos nos van presentando en el devenir de los tiempos los nuevos spots de la publicidad política hasta llevarnos al aburrimiento o el pasotismo electoral. En esa línea el President Montilla (ese que copia un texto preescrito en catalán para firmar en la página de honor de las personalidades eminentes) ha presentado en Madrid "su" libro, Descubriendo a Montilla que ha escrito el periodísta Gabriel Pernau (después de sostener varias conversaciones con el famoso bachiller); en este documento el dirigente socialista catalán explica que "es posible en un futuro cercano pueda instaurarse en nuestra región un Estado independiente. Si miramos la historia, dice, vemos grandes imperios que han dejado de serlo, países independientes que han dejado de existir y otros que han aparecido. La independencia será posible si así lo deciden los catalanes". En otras palabras para el secretario del PSC "el derecho a decidir" sobrepasa la legalidad constitucional para alcanzar la categoría de derecho natural o sobrenatural, unas afirmaciones que podría suscribir el dirigente checheno Bashaev o el mismo Milosevic; el dirigente socialista pasa de proletario a nacionalista sin ningún temblor por mera especulación electoral o descubierta convicción catalanista. Como vemos, el nacionalismo comienza y cierra el debate político en la Cataluña oficial; Pernau define a Montilla "como a un charnego que ocupa la mas alta representación institucional de nuestro país. Una persona muy consciente de la responsabilidad que tiene"(mejor definirle como a una persona que intenta conservar lo que tiene). La presentación del libro la hizo el exministro Solchaga que intentó un repaso de la vida del personaje: una infancia en Iznajar (Córdoba), pueblo situado en la comarca mas pobre de Andalucía (¿conocen el Sur los megasocialistas?) y su posterior emigración a BCN "donde compaginó su obligación de llevar dinero a casa con su necesidad de estudiar"(¿Pero, si Montilla desde su mas tierna infancia entró en la política como arribista profesional, carece de formación específica y no tiene antecedentes laborales?). El famoso ministro de González remachó la faena laudatoria "La carrera de Montilla está hecha a medida, porque siempre ha actuado como tenía que actuar. Es el sueño catalán de un político". En fin, tremendo, el nacionalismo como finalidad en la vida de un charnego. Como vemos la moral política de algunos dirigentes obliga a desmovilar a la sociedad y desmoraliza fulminantemente a la mayoría ciudadana.
viernes, 9 de abril de 2010
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