El responsable de Interior o Seguridad y a la vez de Relaciones Institucionales en Cataluña, Joan Saura Laporta (ICV) se muestra indubitable en su solidaridad con Montilla respecto a "la firmeza del Govern frente a la guerra del PP contra Cataluña"; el mister especialista en echarlaculpaaotros responde así sin ambages a lo que entiende como un pulso institucional ante la inminencia de la resolución del TC sobre el Estatut; y quién mejor que el PP, autor de mas de cien recursos de flagrante inconstitucionalidad para ser el receptor de esa afrenta de anticatalanidad tan recurrida por el fanatismo nacionalista; el debate electoral está abierto sin que asome la mas ligera nota de rectificación respecto a los errores cometidos en el proceso estatutario (solo algún socialista ha adelantado que acatará dicho dictamen). La federación nacionalista, CiU, deja la bola en el alero de la moderación (su discurso centrista lo exige) mostrando por un lado Duran sus dudas en que finalmente en estos días conozcamos la resolución aunque rechaza "que la sentencia se produzca con fórceps" y por el otro el líder Artur Mas recalca "que la única sentencia buena es aquella que respete la integridad del texto aprobado por el pueblo catalán"; esta organización es la mas interesada en un pronunciamiento rápido del TC para de esta manera centrar todo el debate de las autonómicas en las argumentaciones del rencor, del identarismo y de la exaltación patriotera. Por su parte el PP, por boca de la Sánchez Camacho, se dirige provocadoramente (buscando su particuloar rédito electoral) al resto de partidos "a que acaten la sentencia, les guste o no" teniendo en la cabeza el convencimiento de que de momento el TC no se pronuciará (dejará sus razones para después de las elecciones autonómicas tal y como le interesa a los socialistas). Ahora bien la posición mas cínica la representan aquellos que votaron no en el referendum estatutario y que ahora se alzan como sus garantes principales: Joan Puigcercós, presidente de ERC acusa a la Maria Emilia Casas presidenta del TC por no decantar los debates con su voto de calidad a favor del texto estatutario, una cuestión que le parece "insólita" en cualquier país, "Creo que la sentencia será negativa y que mermará lo poco que queda del Estatut"; sus palabras son una muestra de su maldad o de su ignorancia política; aunque qué se puede esperar de unos personajes que lo que verdaderamente quieren es la independencia por la vía de la inconstitucionalidad (a lo cual hay que someterse calladitos y cubiertos por un espeso salvainsultos); el verdadero referendum es el de la independencia cacarean en cualquier sitio y ocasión. Su compañero Ernest Benach, President del Parlament, sin ningún rubor "se muestra horrorizado ante una resolución que recorte algunos artículos del Estatut por las gravísimas consecuencias sociales y políticas que acarrearía. Hemos seguido un proceso con lealtad institucional y constitucional que al final el TC rompe"; estas manifestaciones políticas descubren los miedos ocultos del nacionalismo, porque saben perfectamente que aunque el alto tribunal borrase (después de tan larga espera) todo su contenido entre la ciudadanía no pasaría nada, es mas, es posible que se detectara el sonido del enorme suspiro de alivio de toda la sociedad; los catalanes quieren la unidad y odian la división y a los divisores, aunque todos hayamos sido un poco cómplices. La solución de Benach para el caso en que se socaven los pilares del Estatut, es cuando menos "original": habría que plantearse formar un Gobierno de Unidad de todas las fuerzas catalanistas que tomara medidas para defender la integridad de nuestros derechos (en el camino de la independencia, vamos). Fuera quedarían Ciutadans, UPyD, PP y mas de la mitad de la población. Entonces nos enfrentariamos a otra historia.
domingo, 11 de abril de 2010
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