
Hace apenas un mes que se cerraba el
traspaso de cercanías de
Renfe a la
Generalitat; era la consecuencia de un trabajo metódico de la "sociedad civil" catalanista, impulsada por la totalidad de su clase política, por crear una necesidad (en contra de los
trabajadores de la empresa) potenciando la
impuntualidad de sus
con-voyes, los problemas en las líneas (consecuencia de las obras de mejora y las nuevas instalaciones del
TAV), la supresión de
antigüos trayectos, etc.; el
tam-
tam de los pequeños incidentes los voceaba matutinamente la prensa cobertor dándole la trascendencia que convenía a los intereses políticos (la
Renfe había que sustituirla por la
Renfc) con una
reincidencia digna de mejor causa. Esta transferencia
competencial no ha sido captada en su auténtica dimensión por el gobierno de
ZP que
tontunamente piensa en una inversión política que reactivará el granero de votos socialista en este territorio (su seguro de vida), cuando la experiencia informa que para la
Generalitat, lo conseguido (que no se mide en términos de eficacia) es una pequeña victoria dentro de una guerra de varios siglos frente a España; ahora, entre
refunfuños de los partidos de oposición preparan el siguiente paso. Hemos visto a
Saura y
Chaves firmando los acuerdos: el Estado asumirá cada año los
déficits en la gestión (en el 2010 calculan 117
mill/
eu), un convenio entre el
Govern y
Renfe (operadora hasta final de año) mediante el cual se forma una comisión de seguimiento de seis personas (3/3) teniendo la
Generalitat el voto de calidad, se firma otro convenio entre el
Govern y
Adif (propietaria de las infraestructuras) pudiendo fijar la
Generalitat los niveles de calidad de los servicios. La
Generalitat se convierte en la autoridad ferroviaria que fija tarifas, y regula horarios y trayectos. En esas circunstancias nos enteramos que el jueves el
President José Montilla y el
presidente Guillaume Pepy de la
SNCF (sociedad pública de ferrocarriles franceses) han celebrado una reunión de trabajo. En declaraciones a la
ACN el responsable francés explicó "la
SNCF está dispuesta a asumir el servicio de cercanías de
BCN en el caso que la
Generalitat prescinda de
RENFE. Por definición nuestra empresa siempre está dispuesta a ofrecer estos servicios"; por otro lado
monsieur Pepy anunció que los trenes franceses de alta velocidad llegarán a
Figueras en diciembre por el túnel
transfronterizo aunque no se podrá circular en
TAV hasta 2020 (falta construir el tramo entre
Montpellier y
Perpignan).
Adif construirá la estación de
Vilafant a donde llegarán los trenes españoles que conecten con Francia. Se
dan así por acabadas las reticencias políticas de las autoridades francesas para construir las infraestructuras necesarias que conecten España y Portugal a Europa (razones chauvinistas y económicas), mostrándonos el rostro de una empresa pública ambiciosa (
Guillaume Pepy) que toma bajo su protección el transporte catalán (cuyos
déficit pagamos los españoles). Dos pájaros de un tiro si la previsible operación se culmina con éxito. No parece un asunto de privatización de servicios, de libertad de empresa, mas bien es un juego político en el que se refuerzan intereses estatales franceses para asegurar la catalanidad del ferrocarril. Y el
nacionalismo, mientras tanto, sigue sumando.
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