El tripartito ha enfocado su objetivo en el cine "ejerciendo el derecho a decidir" la lengua de consumo en el territorio de su jurisdicción; es una guerra de años que acaba probablemente con la libertad de empresa en el sector y con el derecho a escoger la versión que le venga de gusto a cada espectador; el Govern ha aprobado un proyecto de ley en contra de los intereses de productores, exhibidores y distribui-dores (a los que se ignora) a los que obliga a que todas las peliculas que se entrenen en Cataluña sean dobladas al catalán (quién intente burlar la norma será multado con cantidades que oscilarán entre los 4 mil y 75 mil euros). A pesar de que los empresarios avisan de que la iniciativa legal se enfrenta al 80% del producto que consumen los catalanes, el Conseller de Cultura Joan Manel Tresserras les responde cínicamente "que la medida pretende ayudar al sector a hacer frente a la crisis, suponiendo una vuelta de la gente a llenar las salas". Los cines han perdido un 20% de espectadores en los últimos cuatro años; exhibidores y Majors pusieron en marcha el pasado 12 de diciembre la llamada Xarxa de Cinemes en Catalàe (con el objetivo de sopesar la realidad) destinando 53 salas a programar exclusivamente películas en catalán (incrementando con ello en un 148% la oferta de cine en ese idioma) y pese a que las sesiones eran gratuitas y conocidas la experiencia se ha saldado en un fracaso rotundo (hubo salas con 4 asistentes) lo que les ha ratificado en sus argumentos: "La ley es injusta. Va contra el cine. No hay demanda"; el cine catalán tiene una cuota confirmada del 3% (y de ahí no se mueve). Tresserras amenaza: "los doblajes los pagarán los distribuidores; pueden acogerse a ayudas oficiales, pero la responsabilidad es de ellos"; las empresas tendrán 5 años para adaptarse a la norma, que se extiende también a la publicidad; se establecerán criterios territoriales para equilibrar la distribución de las copias; la ley invade la vida doméstica obligando a que los DVD incluyan en su menú de idiomas al catalán; el Conseller considera ufanoso que el anteproyecto de ley, tramitado por la via de urgencia, entrará en vigor en junio: "Esta ley es una gran obra colectiva" - explica- en un guiño a los sectores mas radicales de nuestra sociedad que propugnan la comunicación en catalán (única lengua común). La Generalitat creará una red de salas concertadas (sufragadas con dinero público) para visualizar cine en catalán. La intromisión dirigista en ámbitos ligados a la diversión y el ocio, persigue (como es obvio) la eliminación del español como elemento comunicador de los recuerdos, ideales, fantasias e historías personales de las familias y personas (no en vano el cine es una fábrica de sueños). La Federación de Distribuidores Cinematográficos, el Gremio de Empresarios de Cine de Cataluña y otros (UGT y CCOO con una voz inaudible), señalan que la medida traerá consigo el cierre de multitud de salas, la pérdida de unos 2.000 puestos de trabajo directos y la caida de la oferta cinematográfica. Como consuelo los nacionalistas abren la mano a que el cine europeo se doble a partir de las copia dieciseis, respetando al cine nacional en versión original. ¡No podremos negar que la nueva oligarquía tiene alguna consideración con los subditos!. Envanecidos majaderos.
lunes, 18 de enero de 2010
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