Parece una pandemia que incapacita a todos los partidos antinacionalistas o simples no nacionalistas para la acción política positiva en estos malos tiempos españoles. El virus nos corroe al colocar por encima de nuestros objetivos colectivos y sus exigencias disciplinarias, el derecho individual a la disidencia que disfrazamos de libertad o democracia interna. En Cataluña, donde se mantiene el capital político acumulado por el movimiento Ciutadans, al que hay que sumar un abstencionismo crónico convertido en un estado de opinión unánime contra la "clase política dominante"(así se expresa en las encuestas), parece convertirnos en un campo de experimentación; la actividad "regeracionista" ha convertido a nuestra comunidad en una disolvente olla de grillos con multitud de grupúsculos que se levantan acusadores unos contra otros; es como si viajáramos en el tiempo hacia el stalinismo convirtiendo a los amigos en peligrosos agentes del fascismo, en este caso servidores de los nacionalistas catalanes, y a los que hay que machacar sin piedad; unos personajes, absolutamente desconocidos, encuentran acogida en la prensa queriendo capitalizar la proyección pública de Ciutadans (en Cataluña) o UPyD, llevándose por delante el trabajo acumulado con tantos esfuerzos y con relativo éxito por estas organizaciones. Una mentalidad purista (reaccionaria) intenta implantar una Acracia intelectual confundiendo el culo con las témporas; lo que entienden por libertad o capricho personal se sobrepone a la superioridad de los fines; en ese sentido me parecen acertadas las palabras de Carlos Martínez Gorriarán (UPyD), "las acusaciones de autoritarismo contra la Rosa Diez se deben a la ignorancia de algunos sobre lo que debe ser la democracia. Hay gente que considera que la obediencia a las normas internas es autoritarismo, siendo en verdad democracia interna"; ese partido está sufriendo una sangría interna paralizante: en Madrid un pequeño grupo ha aprovechado un expediente interno para montar una guerra civil en la que todo vale, autoexpulsándose y acusando a la dirección "de auténtico fraude"; en Barcelona otro (50 personas) nos amenaza con convertirse en Plataforma o Partido y concurrir a las autonómicas de otoño (atomizando el ya numeroso grupo de aspirantes al poder); parece como si el antinacionalismo en su fraccionamiento este condenado a anularse y destruirse. Un amigo simpatizante de Ciutadans se acercó en las Ramblas al local de UPyD y se encontró con los viejos rebotados del gran movimiento ciudadano que habían cambiado su compromiso; uno de ellos a los pocos días manifestaba a Europa Press "UPyD practica una asfixia continua de la libertad, no permitiendo la participación, el debate y el contacto entre los afiliados. La promesa de regeneración ha sido un señuelo para atraer militantes". Demencial. ¿Es tan dificil ofrecer unidad, buscar puntos de contacto entre todos, ser discretos, crear una coordinadora, distinguir lo importante de lo secundario, reivindicar una Plataforma electoral conjunta, no conspirar, identificar a los provocadores?. Cuando el independentismo pretende aplastarnos parece imposible tanta ignorancia de los que se consideran racionales. De todas las maneras días atrás surgió una Plataforma contra las multas por razones lingüisticas en donde junto a Ciutadans, están UPyD, Àgora socialista, PP o Asociación por la Tolerancia (se ha convocado conjuntamente una concentración el día 30 de enero), a la que se pueden incorporar mas gentes. Es un ejemplo en el que hay que perseverar, de cara a las elecciones, pero también por encima en cualquier momento o situación. Es un asunto de honestidad.
sábado, 23 de enero de 2010
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