viernes, 12 de marzo de 2010

Amenaza a occidente

La señora Filomena Kabouree, que iba a ser puesta en libertad, ha optado por quedarse junto a su marido (el italiano Sergio Ciccala), ambos secuestrados por una facción de la organización terrorista Al Quaeda en el llamado Magreb Islámico. Entre el grupo de rehenes de los criminales salafistas, los catalanes Albert Vilalta y Roque Pascual siguen retenidos, mientras a la mujer Alicia Gámez (funcionaria judicial socialista en L'H) se la dejaba libre (por temor a que fuera vejada) camino de Uagadugú en Burkina Fasso, en donde era recogida por su familia y los servicios de inteligencia para reexpedirla a nuestro país. Entre desmentidos del Gobierno socialista, hemos conocido que se han pagado dos millones de doláres por Alicia y prometido otros cinco por los otros dos españoles; este invento socialista de "turismo solidario" (BAS) para hijos de papá y chollohorteras, cubierto económicamente por la securitate del partido, venía arrastrando anualmente por esos caminos de Alá, monstruos motorizados, sibaritismo, alcohol y felices coros de excursionistas sin fronteras, ofendiendo la tranquilidad, la hospitalidad y las tradiciones milenarias del desierto en donde apenas es llevadera la escasez y la pobreza. He leído en algún periodista que a la vez que se felicita por la llegada de Alicia Gámez sana y salva a nuestra ciudad, le exige a ésta la correspondiente compensación en términos de solidaridad ciudadana, en trabajo comunitario, en recuperación de horas perdidas, en reconocimiento y agradecimiento a una ciudadanía esquilmada por la crisis; estoy de acuerdo. Nuestro problema está en que la liberación de estos privilegiados, de estos chiquilicuatres consentidos, convertidos en letra de cambio que comienza a cobrarse a los tres meses supone una poderosa fuente de financiación para el peor de los crimenes organizados, el que mas desprecia a occidente y a la vida, el yihadismo islámico (con el intercambio favorecemos el desarrollo de un peligro en nuestra frontera sur); la probable liberación de presos en Mali o Mauritania, debilita los difíciles equilibrios norteafricanos, especialmente sensibles para Marruecos y Argelia (por eso la oposición de los gobiernos de estos paises a las componendas occidentales). Es en este tipo de circunstancias es cuando se ponen a prueba ideas como la "La Alianza de civilizaciones", un coctel que como el del aceite y el agua es de dificil combinación: para los islamistas la fé en la yihad, en la comunidad de los creyentes, la lucha por la extensión, conquista y conversión de todos los paises destruyendo la herejía constituye una obligación individual, para Occidente la libertad individual, el Derecho, la defensa de la vida, el respeto al pensamiento particular y a la democracía es una culminación del progreso humano. El mundo político, Montilla, Hereu, y otros capitostes, recibieron con los brazos abiertos a la "aventurera del safari solidario". Se cruzaron muchos parabienes y felicitaciones. Ahora queda esperar, cono recordó Alicia Gámez, a sus otros dos compañeros. De la Vega afirmó rotundamente en Moncloa "que el Gobierno no ha hecho ningún pago a los secuestradores". Está bien lo habrán hecho por intermedio de...... ?, lo que viene a ser un disfraz de lo mismo. Es increible, la bajeza que podemos alcanzar utilizando la lengua para alcanzar con "políticamente correcto" o conveniente (el matiz lo entienden los bárbaros como el preludio del hundimiento de nuestra sociedad). Lo que todo Gobierno debería tener en su agenda principal es una política antiterrorista clara, voluntarista, con vocación internacionalista (en donde no caiga en vacio el combate diario y preventivo a las bases logisticas del crimen, en este caso la región del Kidal en Mali). ¡Ninguna concesión a la internacional terrorista!

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