El concepto Països Catalans, una visión cultural que agrupa a los hablantes de la lengua catalana (en su rica diversidad cultural) es un concepto intelectual acuñado por Joan Fuster para el encuentro y progreso de esa comunidad lingüistica. El nacionalismo ha efectuado el giro táctico necesario para apropiarse políticamente de la idea, en principio inocua, y convertirla en un objetivo de poder; desde Barcelona, con el pujolismo de mentor, se han hecho los movimientos precisos para incorporar en el futuro, la Franja de Aragón, el antigüo Reino de Valencia, las Baleares, parte de los Pirineos Orientales franceses, algo de Murcia y el Alguer (una población de la isla de Cerdeña). Un chorro incesante de dinero público sale de la Generalitat e invade todos esos territorios (rotulación de calles, subvención a asociaciones pancatalanistas, profesorado, escuelas, turismo, conferencias, visitas deportivas, etc.). Cualquier analista imparcial detectaría en ello las maniobras anticipadas de una acción imperialista absorvente (en ese sentido BCN sería el punto de encuentro o referente) de corte pacífico y no necesariamente guerrera. La televisión pública catalana, viene plasmando en diferentes programas y desde su inicio esa contribución fundamental siempre al servicio de los dictados políticos del nacionalismo; el servicio de meteorología es un ejemplo paradigmático. Los televidentes de las diferentes comunidades (que también tienen medios públicos) caen semirendidos ante el poder y los medios con que cuenta TV3 y de forma intermitente reciben la información climática de la comunidad virtual catalanista. El resto de España no existe, ni Teruel, ni Huesca, ni Cuenca, ni Ciudad Real, el clima resbala, pasa la frontera lingüistica y se concentra en els Països Catalans. Sin embargo las pretendidas fronteras políticas no tienen correlato en las fronteras atmosféricas (como casi todo, el clima es global, extensivo y desplazante). En 1996, Jordi Pujol, creó un servicio catalán de meteorología que ha venido engrosando sus efectivos, medios y acogida social de manera interrumpida (hay quién dice que sus medios son mas sofisticados que los del antiguo Instituto Nacional de Meteorología). Ahora bien nuestra Constitución recuerda en su art.149.1.20 que "El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias: Marina Mercante y abanderamiento de buques........ y servicio meteorológico"; es decir, existen en Cataluña una duplicidad de esfuerzos, de multiplicación de gastos, y segun algunos expertos, sin por ello mejorar el viejo servicio: por un lado la Agencia Estatal de Meteorología y por otro, el Servei Meteorològic de Catalunya. Esa generosidad patriotera ha encontrado la horma de su zapato en la nevada del pasado lunes: mientras el servicio estatal predecía la nevada a cota cero, el catalán aseguraba que la nieve caería a partir de los 200 mts. de altura (Montjuic tiene 173 mts.). El problema no está en que el servicio nacional acertara y el local no, en que uno legalmente tenga la preponderancia sobre el otro, en que un servicio oriente al otro o no, lo que importa es la creación de esos entes superpuestos y segregadores, el despilfarro público, la constante queja por daños, la insaciable ambición de un régimen, que mas que eficacia lo que busca es la construcción de un país. Por cierto, lamentable el Conseller Saura acusando a los meteorólogos y a los conductores del enorme caos que sufrió nuestra comunidad.
jueves, 11 de marzo de 2010
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