miércoles, 10 de marzo de 2010

La olimpiada blanca

La nevada del pasado sábado en 22 comarcas catalanas, incluida la ciudad de Barcelona, ha vuelto a sacar a la luz los viejos vicios ancestrales que achacan los problemas propios a otros: a esas empresas eléctricas dominadas por el dios Caos y dirigidas desde Madrid, a la ausencia de las infraestructuras necesarias (que nos vienen prometiendo), a los propios ciudadanos que desentienden los consejos públicos de la Generalitat, etc. Sin embargo el Conseller Saura a renglón seguido de recomendar "no desplazarse, salvo en caso de necesidad y siempre atendiendo las previsiones climáticas" el domingo se desplazaba a Palma a disfrutar de su recreo semanal (presumiendo de Estatut); igual hacía el Director General de Protección Civil (que debiera seguir la información al minuto) que a su vuelta a BCN desde Manresa en los FFCC se veía atrapado en medio de las vías (según él por razones técnicas, según Renfe por la nieve acumulada). Los efectos de la nevada han sido desvastadores, 180 carreteras afectadas (la AP-7 fuera de servicio, y 34 cortadas totalmente), 220 mil hogares sin suministro eléctrico (hoy continúan temblando de frío e incomunicados), 52 mil SOS desesperados, 165 mil alumnos sin escuela y otros incomunicados en las aulas sin que sus familias puedan recogerles, decenas de miles de personas atrapadas en el coche durante 6 o mas horas, 300 personas cercadas en un tren en Les Planes, 3.000 camiones en la Junquera, cerrado el aeropuerto de Gerona, cercanías paralizada, etc. Barcelona llegó a condensar la magnitud que alcanza la incompetencia y descoordinación de las autoridades nacionalistas: las Rondas bloqueadas, las calles de bajada, Muntaner, Balmes, convertidas en pistas de patinaje olímpicas con coches atravesados en las posiciones mas increibles, la Diagonal inservible separando la BCN de montaña (incomunidada) de la marítima (paralizada), enormes dificultades para los vecinos de Nou Barris, el Carmel o Guinardó, arboles caídos, etc. todo ello sin la presencia de la policía, de los camiones de sal, de las máquinas quitanieve, etc. Una debacle en un vaso de vino tinto. La ciudad blanca no percibió la reacción de las autoridades hasta bien mediada la tarde (los niños llevaban horas construyendo muñecos de nieve y arrojándose bolas) y asistió a la comparecencia de sus representantes en la noche del lunes: Boada, Montilla, Hereu y un cariacontecido Joan Saura (antigüo trabajador de Fecsa-Endesa) incapaz de superar esa depresión personal que le funde. El tripartito y su oposición (ese totum revolotum nacionalista) se pellizcan en ese juego habitual de las monjitas de la caridad para evitarse daños, y la ciudadanía cansada o furiosa exige explicaciones, dimisiones o ceses. Mañana, cuando todo se olvide, seguirá el debate parlamentario regular en el que los pijoverduleras impondrán su criterio restrictivo respecto a lo nuclear, o el trazado eléctrico de alta tensión por las comarcas de Gerona (las que siguen sin luz). Las radios y televisiones catalanas vienen recogiendo las variadas quejas de los habitantes de nuestras poblaciones, me asombra una de las mas frecuentes: ciudadanos que se ven obligados a aparcar acuciados por la nevada y la noche (en zona azul, verde, carga y descarga, sobre la acera, etc) a la mañana siguiente se encuentran el triángulo amarillo de la grúa municipal; y es que el afán recaudatorio de nuestras autoridades es insaciable e irracional, supera cualquier tipo de catástrofe o nevada.

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