lunes, 8 de marzo de 2010

Andres Estornell Signes (II) frente a la ambición

Aunque a su pesar Andrés Estornell aceptó las orden del partido (PSUC) de incorporarse a la nueva Agrupación de Guinardó-Camp de l'Arpa; se abría una nueva etapa con esa fórmula mucho mas abierta de organización para adaptarse a las realidades del año 1975; a la militancia de barrio o de empresa, se incorporaban sectores intelectuales (catedráticos, perio-distas, médicos, profesores, ejecutivos, empresarios, pintores, poetas, etc.) que deberían enriquecer el debate político; una amalgama humana, que muy al contrario, puso al descubierto dos actitudes: la de los que insistían en propagar los acuerdos internos, organizar actos abiertos a la participación de los simpatizantes y amigos, ganar suscriptores a la prensa clandestina (se vendían cientos de ejemplares de Mundo Obrero y de Treball), extender la organización e incorporar nueva militancia especialmente en las industrias de la zona y en las asociaciones vecinales y la de aquellos otros cuya preocupacion fundamental consistía en descifrar críticamente las resoluciones, acuerdos, manifiestos y programas de acción de la dirección del Partido. Sintetizando, en la actitud popular de base destacaba Andrés Estornell, en el frente cultural de la Agrupación, entre otros, aparecía Rafael Ribó; sin embargo este último llenaba de excusas las citas o convocatorias a reuniones (alegando dificultades personales, ineludibles obligaciones) lo que nos hizo pensar que en realidad era el miedo a ser detenido la razón verdadera de una militancia tan intermitente; por esos motivos Estornell (militante a la antigua) sentía un cierto desprecio hacia Ribó. El trabajo de la Agrupación. brillando en ello Andrés, dio sus resultados: se extendió la militancia en el Hospital de Sant Pau, penetramos en la AAVV de Sagrada Familia a través del doctor Ohm, iniciamos contactos con Flamagás, Chinchetas, Cometsa, Salvador Casacuberta, extendimos la organización ya consolidada en Buenaventura Costa Font (empresa textil de tintes y acabados), avanzamos en Rochelson (componentes electrónicos, amplificadores, platos, etc.) en donde junto a Andrés, trabajaban dos mil chicas jóvenes, organizamos un Comité en Cervezas Damm, etc. Que yo recuerde uno de los pocos trabajos que se le encomendaron a Ribó fue el de visitar a Heribert Barrera (ERC) para que éste aceptara participar en una mesa unitaria de partidos antifranquistas que pretendiamos constituir en la zona Guinardó-Camp de l'Arpa y que resultó un fracaso; Ribó nos informó que HB era un anticomunista bisceral que no aceptaba siquiera mas contactos con la organización. Lo que ignorábamos la mayoría de los militantes era que el desembarco intelectual era una maniobra de la propia dirección del PSUC para compactar teóricamente a la organización en los principios del marxismo-leninismo (muchos de ellos, como Ribó, formados en la teoría marxista presumian de leninistas o stalinistas), basta para ello repasar algunos escritos de Carrillo, el Guti o Manolo Vázquez Montalbán (frente cultural); el objetivo de estos individuos era ocupar los cargos de responsabilidad a todos los niveles utilizando para lograrlo todas las argucias del mundo sin reparar en los costes políticos, ya que les movía la ambición mas desmesurada, además a mi entender, carecían del nivel político necesario. El frente cultural (del que formaban parte, como digo, muchos periodistas) levantó una gran conspiración externa destinada a conseguir sus objetivos de poder, con declaraciones e informaciones a la prensa (sin firmar, sin anotar las fuentes) que sembraban la confusión entre la militancia mas disciplinada a la cual no se le facilitaban por las vías internas explicaciones plausibles; el debate se había trasladado al papel con informaciones descalificadoras y tendenciosas, aclaraciones inoportunas, y comenzaron, en el correspondiente terremoto interno, a ganar posiciones en el organigrama del partido los pijoaventureros del neoestalinismo (hay quien habla de subvenciones soviéticas). De esta manera Rafael Ribó (un endogámico Atila destructor) en 1986 alcanza triunfador la Secretaria General del PSUC (mientras una sangría vaciaba la organización), manteniéndose como diputado al Parlament desde 1980-2001, diputado en Madrid y Sindic de Greugues desde el 2004 (recientemente le han prorrogado 9 años en sus funciones). La vis cómica de esta historia le salía de muy adentro a un Andrés Estornell, ya mero observador de los acontecimientos políticos, cuando oía templar la gaita al Ribó parlamentario que contestaba a Pujol, decía "nuestro amigo ha logrado sus objetivos, rebajar el partido a un moderno pujolismo de izquierdas". Nuestro Sindic, antiguo profesor de económicas, era un hombre enraizado en la aristocrática burguesía catalana (en aquella época casado con Roser Argemí cuenta con dos hijos Ausiàs y Vladimir, nombres que denuncian las querencias ideológicas paternas) y políticos franquistas, con cuatro libros publicados (todos sobre catalanismo) y su destino estaba marcado en las estrellas, mientras Andres Estornell Signes un obrero mecánico que hipotecaba su vida y su trabajo en la revolución democrática (al final se reía del catalanismo comunista) se veía arrumbado por la ambición desmesurada de poder de los hijopijos de la grandes familias barcelonesas de toda la vida, como en renglones torcidos recoge la historiografía catalana. Rafael Ribó (nueva y feliz vida familiar) es un Sindic de Greuges absolutamente intrascendente (de hecho solo podriamos salvar al viejo león Anton Cañellas), cómplice e implicado en todas las barrabasadas del nacionalismo (también recordamos el caso Alba y la dimisión de Jaume Funés) que alcanzará la jubilación a los 75 años con una "hoja de servicios intachable" y demás beneficios económicos; nuestro amigo Andrés Estornell (separado de Elvira), acabó enfermo de cancer en la caridad pública, desahuciado, pobre y abandonado por casi todos salvo por las lagrimas de Manela, de Manolo y de otros pocos, cuyo cariño les honra.

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