
Aunque a su pesar Andrés
Estornell aceptó las orden del partido (
PSUC) de incorporarse a la nueva Agrupación de
Guinardó-
Camp de l'Arpa; se abría una nueva etapa con esa fórmula mucho mas abierta de
organización para adaptarse a las realidades del año 1975; a la militancia de barrio o de empresa, se incorporaban sectores intelectuales (catedráticos,
perio-distas, médicos, profesores, ejecutivos, empresarios, pintores, poetas, etc.) que deberían enriquecer el debate político; una amalgama humana, que muy al contrario, puso al descubierto dos actitudes: la de los que insistían en propagar los acuerdos internos, organizar actos abiertos a la
participación de los
simpatizantes y amigos, ganar
suscriptores a la prensa clandestina (se vendían cientos de ejemplares de
Mundo Obrero y de
Treball), extender la
organización e incorporar nueva militancia especialmente en las industrias de la zona y en las asociaciones vecinales y la de aquellos otros cuya
preocupacion fundamental consistía en descifrar críticamente las
resoluciones, acuerdos, manifiestos y programas de acción de la dirección del Partido.
Sintetizando, en la actitud popular de base destacaba Andrés
Estornell, en el frente cultural de la Agrupación, entre otros, aparecía Rafael
Ribó; sin embargo este último llenaba de excusas las citas o convocatorias a reuniones (alegando
dificultades personales, ineludibles
obligaciones) lo que nos hizo pensar que en realidad era el miedo a ser detenido la razón verdadera de una militancia tan intermitente; por esos motivos
Estornell (militante a la antigua) sentía un cierto desprecio hacia
Ribó. El trabajo de la Agrupación. brillando en ello Andrés, dio sus resultados: se extendió la militancia en el Hospital de
Sant Pau, penetramos en la
AAVV de Sagrada Familia a través del doctor Ohm, iniciamos contactos con
Flamagás, Chinchetas,
Cometsa, Salvador
Casacuberta, extendimos la
organización ya consolidada en Buenaventura Costa
Font (empresa textil de tintes y acabados), avanzamos en
Rochelson (componentes electrónicos, amplificadores, platos, etc.) en donde junto a Andrés, trabajaban dos mil chicas jóvenes, organizamos un Comité en Cervezas
Damm, etc. Que yo recuerde uno de los pocos trabajos que se le encomendaron a
Ribó fue el de visitar a
Heribert Barrera (
ERC) para que éste aceptara participar en una mesa unitaria de partidos
antifranquistas que
pretendiamos constituir en la zona
Guinardó-
Camp de l'Arpa y que resultó un fracaso;
Ribó nos informó que
HB era un anticomunista bisceral que no aceptaba siquiera mas contactos con la
organización. Lo que ignorábamos la mayoría de los militantes era que el desembarco intelectual era una maniobra de la propia dirección del
PSUC para compactar teóricamente a la
organización en los principios del marxismo-
leninismo (muchos de ellos, como
Ribó, formados en la teoría marxista
presumian de
leninistas o
stalinistas), basta para ello repasar algunos escritos de Carrillo, el
Guti o Manolo
Vázquez Montalbán (frente cultural); el objetivo de estos individuos era ocupar los cargos de responsabilidad a todos los niveles utilizando para lograrlo todas las argucias del mundo sin reparar en los costes políticos, ya que les movía la ambición mas desmesurada, además a mi entender, carecían del nivel político necesario. El frente cultural (del que formaban parte, como digo, muchos periodistas) levantó una gran
conspiración externa destinada a conseguir sus objetivos de poder, con declaraciones e informaciones a la prensa (sin firmar, sin anotar las fuentes) que sembraban la confusión entre la militancia mas disciplinada a la cual no se le facilitaban por las vías internas
explicaciones plausibles; el debate se había trasladado al papel con informaciones
descalificadoras y
tendenciosas, aclaraciones inoportunas, y comenzaron, en el correspondiente terremoto interno, a ganar posiciones en el organigrama del partido los
pijoaventureros del neoe
stalinismo (hay quien habla de subvenciones soviéticas). De esta manera Rafael
Ribó (un endogámico
Atila destructor) en 1986 alcanza triunfador la Secretaria General del
PSUC (mientras una sangría vaciaba la organización),
manteniéndose como diputado al
Parlament desde 1980-2001, diputado en Madrid y
Sindic de
Greugues desde el 2004 (recientemente le han prorrogado 9 años en sus funciones). La vis cómica de esta historia le salía de muy adentro a un Andrés
Estornell, ya mero observador de los acontecimientos políticos, cuando oía templar la gaita al
Ribó parlamentario que contestaba a
Pujol, decía "
nuestro amigo ha logrado sus objetivos, rebajar el partido a un moderno pujolismo de izquierdas". Nuestro Sindic, antiguo profesor de económicas, era un hombre enraizado en la aristocrática burguesía catalana (en aquella época casado con Roser Argemí cuenta con dos hijos Ausiàs y Vladimir, nombres que denuncian las querencias ideológicas paternas) y políticos franquistas, con cuatro libros publicados (todos sobre catalanismo) y su destino estaba marcado en las estrellas, mientras Andres Estornell Signes un obrero mecánico que hipotecaba su vida y su trabajo en la revolución democrática (al final se reía del catalanismo comunista) se veía arrumbado por la ambición desmesurada de poder de los hijopijos de la grandes familias barcelonesas de toda la vida, como en renglones torcidos recoge la historiografía catalana. Rafael Ribó (nueva y feliz vida familiar) es un Sindic de Greuges absolutamente intrascendente (de hecho solo podriamos salvar al viejo león Anton Cañellas), cómplice e implicado en todas las barrabasadas del nacionalismo (también recordamos el caso Alba y la dimisión de Jaume Funés) que alcanzará la jubilación a los 75 años con una "hoja de servicios intachable" y demás beneficios económicos; nuestro amigo Andrés Estornell (separado de Elvira), acabó enfermo de cancer en la caridad pública, desahuciado, pobre y abandonado por casi todos salvo por las lagrimas de Manela, de Manolo y de otros pocos, cuyo cariño les honra.
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