Debe ser lo corriente aunque yo lo he visto una sola vez; te acercas a la Pza. Sant Jaume y aparecen un grupo de coches de alta cilindrada, algunos con los cristales velados entrando en tromba, con las sirenas a todo volumen, en los bajos del Palau de la Generalitat; los guardaespaldas toman posiciones y tu te felicitas por la suerte de no haberte cruzado en el camino de la caravana. He leido que nuestros políticos (en el poder o no) y altos cargos (muchos de confianza) cuentan con 30 mil coches oficiales que les atienden a la menor indicación, nada parecido al político tradicional o imaginario que utilizaba el transporte público y gustaba de pasearse, como uno mas, entre sus conciudadanos. Por lo que dice la prensa la Generalitat cuenta con 132 conductores (126 funcionarios) que dependen de Inmaculada Turull, Directora General de Patrimonio (adscrita al departamento de Economia y Hacienda) que entre sus funciones está "la de proteger al personal y al patrimonio de la Generalitat y minimizar los efectos económicos derivados de los riesgos a los que están sometidos"; estos señores los vemos uniformados al lado de los automóbiles en aparcamientos especialmente reservados charlando entre ellos horas y horas a la espera del Conseller o Director General de tal o cual departamento; el President Montilla cuenta con un Audi A-8 (de 5 metros) y con él todo el todo el staff político que nos representa (Benach, cabeza del Parlament tiene otro Audi A-8 que cuesta al erario público en consumo unos 80 mil eu/anuales), Saura un Wolkswagen Passat, etc. en un numeroso parking automobilístico que multiplica el número de conductores. Nada, amigos, son los privilegios que se han asignado propiamente nuestros dirigentes políticos (las razones para hacerlo son la seguridad personal, privacidad, puntualidad, protocolo, etc.). Y aunque conociamos que estos choferes-funcionarios rajaban de los continuos caprichos de sus paquetes de oro, ahora resulta que dos de estos "empleados" han dado un paso mas y se han declarado en huelga contra la Generalitat por incumplimientos económicos; el presidente del Comité intercentros de Economia y Finanzas, Antonio Casquero (CCOO) y su compañero Toni Vidal (acompañante de Carme Capdevila, Consejera de Acción Social) han devuelto las llaves de sus medios de trabajo porque, dicen, "estan hartos de pagar por trabajar"; resulta que los conductores de representación (los que tienen asignados Consellers, Directores Generales, Gerentes, Secretarios) vienen pagando de su bolsillo, desde hace cuatro años, las multas por exceso de velocidad, los peajes, las dietas, gasolina, el aceite del vehículo, etc; es habitual que el dirigente les pida acelerar cuando llegan tarde a una cita o reunión dando por hecho quién tiene que pagar y atender los gastos que genera el coche de alta potencia; la Generalitat les devuelve el monte desembolsado al cabo de los ocho meses (y eso que Montilla habla de pagar a los proveedores de la Administración en un máximo de 30 dias); el sr. Casquero indica "me deben 3.000 eu de los cuales 1.500 son multas" y ante su oposición oficial a pagar estos consumos ha visto estupefacto como su cuenta bancaria quedaba embargada. Lo curioso del caso es que después de veinte días de huelga ni siquiera se han atrevido a abrirles un expediente de sanción. Creo, en serio, que hemos construido un sistema que en su artificialidad deslumbrante, de motoristas, maromos seguratas, sirenas, coches de ensueño blindados y oscurecidos, que dejan sin respiración a los ciudadanos que observan el visto y no visto desfile oficial, se acerca bastante a los montajes faraónicos de los viejos sátrapas del tercer mundo.
jueves, 4 de marzo de 2010
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