Un tráfico humano de miserias acompaña nuestra vida: rebuscadores de contenedores, manteneros, camellos, proxenetas, indi-gentes, rufianes, representan-tes de todo tipo de lacras; la sociedad muestra orgullosa sus laceratos, sin perder la sonrisa frente al apocalipsis. El neocapitalismo supera las base teórica del valor del trabajo como fuente de acumulación y riqueza que aporta todo lo útil y bello de la creatividad del obrador; el esfuerzo no es una unidad de medida válida frente a una crisis económica que al desregularizar el orden legal busca nuevos fundamentos ideológicos en nuestra evolución social. En el actual capítulo del progreso se funden o conviven varios procesos productivos: el trabajo retribuido legalmente con el ilegalmente dependiente (la servidumbre o la esclavitud) en las relaciones laborales. Nos llamaba la atención, aunque no nos sorprende, la noticia aparecida días atrás en el diario gratuito ADN señalando que en lo que llevamos de año (dos meses y pico) la Policia Nacional ha llevado a cabo veintiuna actuaciones contra presuntos casos de "explotación laboral", en el sector textil y de la impresión, en BCN y comarcas (en varios de estos talleres ciudadanos chinos eran explotados por compatriotas en infames condiciones de subsistencia, en Sta. Coloma, Mataró, BCN, etc.). La última intervención de la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsificación Documental se hizo en un control de extranjería en la empresa de planchado de Sabadell Mas Balaguer Gestión en colaboración con la Inspección de Trabajo; en su interior los agentes descubrieron a 40 personas de distintas nacionalidades (marroquí, boliviana y hondureña) trabajando sin descanso (realizaban entre 10-12 horas diarias), encontrando además que 14 de ellas no tenían los papeles en regla y carecian de contrato de trabajo; la policía les detuvo por infracción de la Ley de Extrajería haciéndo lo mismo con los dos propietarios de la empresa. Las excusas de los dueños son de una elocuencia evidente, "contrataban a los inmigrantes en días puntuales, cuando tenían exceso de trabajo" y "habían acordado luchar para regularizar la situación de sus obreros" fueron rechazadas por los trabajadores, "ellos llevaban muchos meses trabajando y la empresa les había prometido la regularización". Estos empleados eran obligados a trabajar todas las horas que exigía la empresa, incluida la noche, sin plus de nocturnidad, no disponían tampoco de vacaciones ni de ningún derecho laboral. Su salario estaba tasado en 3 euros por hora efectiva de trabajo. En estos casos no se produce exclusivamente esa presión a la baja del mercado laboral (que es saboteado flagrantemente) que tanto daña a las conquistas sociales, sino una incursión salvaje en el esclavismo de nuestros semejantes (los inmigrantes son los trabajadores mas indefensos). Esta situación junto al creciente aumento del paro laboral debería ser objeto de atención para nuestro sindicalismo de clase. En estos casos siempre nos corroe la pregunta: ¿Que destino tienen los mas de 500 millones de euros que durante el pasado año han recibido nuestras organizaciones sindicales y patronales para organizar cursillos de formación y otras zarandajas?
sábado, 13 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario