La necesidad de menoscabar y suplir el reconocimiento internacional de España parece inscrito con letras de oro en la genética del nacionalismo catalán. Yendo a donde van han construido un inventario de reproches, de supuestos maltratos y discriminaciones, de engaños trileros procedentes de todos los gobiernos nacionales, porque naturalmente la izquierda y la derecha española coinciden en una cosa: en una antiquísima envidia, en un odio mongol hacia todo lo catalán, que -dicen ellos- nace del natural contraste entre el miserable pícaro español dispuesto al engaño y la fanfarronería y el noble espíritu de concordia, de iniciativa y trabajo, de mesura y ponderación de nuestro "petit pais". Los gobernantes españoles, caso ZP, son llevados por la inercia electoral a las posiciones nacionalistas, creyendo que con un pequeño golpe de timón pueden reconducir las cosas en clave ciudadana; no caen en la cuenta que el nacionalismo es un movimiento interpartidista que persigue la destrucción del moderno Estado-Nación; en ese sentido se interpreta la concesión de 12 mill/eu provinentes de la Comisión europea destinadas al doblaje y subtitulación de películas al catalán (recepcionados el dinero por el Gobierno zapaterista, se conceden a la Generalitat para que lo dirija a ese fin con el "objeto de promover la cultura, el mutilingüismo y la diversidad cultural"; de esa manera el gobierno español contribuye a uno de los grandes objetivos del nacionalismo: construir el pensamiento único con claves y cultura exclusivamente catalana; y en cierta manera es un trabajo innecesario (ese de actuar de palmero nacionalista) porque según sabemos la Generalitat aplicó a ese fin (en el último trimestre de 2009) 573.338,9 eu (DOG) lo que permitió el doblaje o subtitulación de dieciseis películas. Y es que el trabajo del catalanismo, abarcando un montón de frentes, no cesa ni se aplica exclusivamente a los territorios de las cuatro provincias españolas, está mas bien al servicio de una estrategía imperialista que sitúa las fronteras en la bruma de la lengua (allá donde existan algunos hablantes de un dialectismo borradizo); para ayudar o incitar a la acción el dinero fluye desde nuestros bolsillos a los lugares de conquista; la Conselleria de Vicepresidència de Carod ha subvencionado al Ayuntamiento de Perpignan (Francia) con 70.000 eu para desarrollar un programa que han puesto en marcha en la ciudad: "2000 horas de catalán en las escuelas primarias"; también entregó 6.500 eu a la Federación Catalana de Balonmano para que participara con sus iconos en la Copa de las Naciones femenina; la Generalitat también donó 390.000 eu a la llamada "Plataforma per la Llengua" para promover el idioma "en los territorios de habla catalana". En el mismo sentido el Govern subvencionó con 400.000 eu a la Associació Cultural del País Valencià para promocionar el catalán en todo el territorio valenciano y zonas colindantes. En el debate interior nacionalista estos temas no son materia de discusión, forman parte del legado recibido que obliga a los gobernantes del tripartito y que sus sucesores potenciarán sin escrúpulos ni manías; lógicamente se escandaliza el ciudadano arrinconado en cualquier pueblo de España (no el aborigen catalán) que observa inteligentemente las permanentes concesiones al nacionalismo de los Gobiernos Centrales (lacayunamente atados en la calculadora de escaños) que permite el desmigaje de la solidaridad interterritorial y el desmorone de la primera gran nación histórica de occidente. Hoy mas que nunca, los desafortunados ciudadanos de Cataluña necesitamos de la comprensión y ayuda del resto de españoles.
viernes, 26 de marzo de 2010
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